Escaparate de la cultura o las palabras que
se apretujan para hablarnos desde sus garabatos tipológicos. Páginas de la vida
y del trajinar del hombre, en lo que éste tiene de ensueños, promesas y
desatinos. El libro es la canción que no muere, la memoria de la ciencia y el
arte. Se toma en las manos y se puede
escuchar a Aristóteles, Platón, Descartes, Unamuno, Bolívar, Martí, Porras; así
como una pléyade de académicos y de hombres del campo que renacen en nuestra
mente. Y poco importa que tenga hojas, se mimetice en el ordenador o se
convierta en libro electrónico, porque siempre será la voz de la humanidad. Lo que hace falta es
valorarlo, justipreciarlo, para que sea el encanto de los niños, la herramienta
intelectual del joven, un grito en la oscuridad o el consuelo de una plácida
vejez.
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