Dice el diccionario que callejón es una callejuela, un paso estrecho y largo. Lo define como: “Paso estrecho y largo entre paredes, casas o elevaciones del terreno”. En cambio, para los orejanos el callejón es un símbolo de antaño, manifestación de la sociedad rural del ayer, porque casi siempre estas callejas ponían en evidencia la falta de carreteras modernas, ya que eran la herencia del caminar indígena y el andar del español. A veces eran un paso estrecho, un atajo para salir un poco más adelante. Por ejemplo, si se iba a la escuela en algún momento se atravesaba un callejón. Y durante el invierno los callejones se ponían lodosos e intransitables, dejando marcado en el cieno las huellas de las bestias, del caballo o de las vacas que en tropel eran conducidas a otro potrero. Además, elemento fundamental del callejón era la cerca de piñuelas, así como los árboles de guácimo y cedros que establecían el límite forestal del camino. Luego, con la carretera de los años veinte del siglo pasado, comenzó su declinar, hasta arribar al callejón moderno que hemos dado en llamar la Autopista Divisa – Las Tablas.
El portal incursiona en los problemas y propuestas del desarrollo de una deterrminada zona geográfica de la República de Panamá: la Península de Azuero. La región la integran las provincias de Los Santos y Herrera, así como parte de la sección sur de Veraguas. En ella se cobija a una población noble y trabajadora que confía en sus potencialidades. Porque tenemos fe en tal empeño comunitario, abrimos al debate nuestra percepción sobre esa realidad.
También había en la cerca ciruelas corraleras que recogiamos cuando veniamos de la escuela.
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