Al centro la reina 2014 de la Feria Internacional de Azuero. A la izquierda don Aristides Ananías Amaya Cedeño y a la derecha don Darío Berbey De La Rosa. |
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Para
quienes postulamos una visión de patria en la que la gente tiene prioridad sobre
los bienes materiales, lograr ponderar el aporte de ciudadanos meritorios
siempre será una tarea justa, grata y obligatoria. Pero si además de ello tal
empeño se realiza en un escenario como el de la Feria Internacional de Azuero,
entonces resulta doblemente satisfactoria.
Por
eso, para la Fundación Juan Antonio Rodríguez es placentero el poder destacar hojas
de vida de ciudadanos como don Darío Berbey De La Rosa y don Arístides Ananías
Amaya Cedeño, ciudadanos con quienes la región posee una deuda de gratitud por encarnar
ellos unas vidas entregadas al desarrollo de las provincias de Herrera y Los
Santos e incluso más allá del plano regional.
Lo
afirmado se fundamente en las razones que la Fundación pasa a detallar al
resumir las hojas de vida que nos congratulamos en ponderar y compartir con el auditorio. Veamos.
A. Don Darío E. Berbey De La Rosa
Este
notable istmeño vio la luz primera en la década de los años sesenta del Siglo
XX, 1963 para ser más exacto. El Sr.
Berbey De La Rosa nació en la ciudad de Panamá, pero es de raíces herreranas.
Revisando su hoja de vida salta a la vista su sólida formación en
finanzas, profesión que le ha permitido
escalar posiciones destacas en el engranaje público y privado.
Egresado
de la Universidad Santa María La Antigua como Licenciado en Financias,
perfecciona sus estudios en el prestigioso Instituto Centroamericano de
Administración de Empresas (INCAE), organismo educativo que le confiere la
Maestría en Administración de Empresas con especialización en Finanzas y Banca,
hecho que acaece en el año 1990.
Desde
la década del noventa el magister Berbey De La Rosa da inicio a una profesión
que le permite ascender y conocer el estado de las finanzas en el sector
público y privado. Ese ascenso es producto de su esfuerzo personal y de la
convicción de que somos lo que queremos ser, al comprender que la cima del
liderazgo comienza por caminar desde las faldas del promontorio que se quiere
escalar.
De
allí que encontremos en el biografiado una estela de realizaciones como las que
paso a detallar:
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1990. Jefe de Contabilidad y Operaciones en el Banco del Ecuador.
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2000. Vicepresidente de finanzas y Proyectos del Global Bank, institución
bancaria en donde escaló hasta ocupar la Vicepresidencia Ejecutiva.
. 2009.
Desde julio de este año es Gerente General del Banco Nacional de Panamá. En
esta posición se destaca su labor en la modernización de la plataforma
tecnológica institucional, así como la expansión de las sucursales. Ser gerente
general implica el control de 72 sucursales, manejo de activos que superan los
B/8,000 millones y una fuerza laboral de 3,000 empleados.
En
su hoja de vida aparece registrado que es miembro, por parte del gobierno
central, del Concejo Económico Nacional, la Junta Directiva de Cable &
Wireless Panamá, así como de Petroterminales de Panamá, siendo director de las
Juntas Directivas de las dos últimas organizaciones.
Si
de reconocimientos se trata, ha sido honrado por el municipio chitreano con las llaves de
la Ciudad y por la Universidad Santa María La Antigua como egresado
distinguido. A su vez el diario Capital Financiero le designó funcionario del
año.
B. Don Arístides Ananías Amaya Cedeño
Cuando
leía la biografía de don Aristides Ananías Amaya Cedeño debo confesar que me
impactó lo allí plasmado, en especial por la forma diáfana y sencilla con la
que expone su experiencia de vida. Por este motivo retoma parte de ese escrito
y paso a compartirlo casi integralmente con el auditorio. Afirma el Sr. Amaya
Cedeño.
“…Nací
el 4 de noviembre de 1933 en el caserío de Las Cabras, ahora Santa Marta,
Corregimiento de Las Palmitas.
Muriendo
mi padre al año siguiente, en 1934; dejando 6 hijos huérfanos con mi mamá
Águeda Cedeño. Luego murió mi hermano Avelino en 1941 a la corta edad de 14
años, matado por un caballo trabajando. Mi madre quedó siendo padre y madre a
la vez con 5 hijos. Tuvo que sacar a mi hermano mayor Domiciano de quinto grado
para mandarlo a trabajar a Panamá, para que ayudara a mantener el hogar.
En
1941, todavía estando en primaria, nos dio la tarea tanto a mi hermano Chema y
a mí, de comprar huevos y gallinas para mandarlas a revender a Panamá con el
señor Antonio Domínguez”.
Y
nos sigue contando don Aristides Ananías que terminó su sexto grado en el año
1946, para continuar laborando en actividades agrícolas y como cortador de caña
en el Ingenio de La Laja. Luego, gracias a los vínculos sociales de su madre,
ingresa a los 17 años de edad, como mensajero en el Banco Nacional de Panamá
que para aquellas calendas abría la sucursal tableña. El salario para entonces era
de B/ 30.00 mensuales y B/ 13.80 quincenal.
Así
comienza una carrera que le llevará de portero a gerente, pasando por asistente
de contador en el año 1957, logrando, gracias a su constancia la licencia de
Contador Público Autorizado. En el año 1975 fue ascendido a gerente, logrando
que la sede del Banco Nacional de Las Tablas fuera premiada durante cinco años
como sucursal del año.
Nuestro
biografiado se jubiló en 1979 pero luego también fungió como asesor de crédito
en las provincias centrales. También podemos decir que en su hoja de vida
destaca que se desempeño como legislador durante el año 1980. Y las ejecutorias
no terminan allí, porque igualmente ha sido ganadero y fundador de Radio
Mensabé, una prestigiosa emisora de radio en las provincias centrales.
C. Dos vidas paralelas y un mismo
propósito
En
la vida existen sucesos que parecen sacados como de la chistera de un mago. Tal
es lo que percibimos al resumir la vida de dos azuerenses; uno santeño, Don
Aristides Ananías Amaya Cedeño y ,otro, don Darío E. Berbey De La Rosa, quien nacido
en la Ciudad de Panamá, se confiesa y se siente herrerano.
La
verdad es que llama la atención el hilo conductor que une a estad dos
generaciones, como si a propósito alguien se hubiese empeñado en presentarnos,
de golpe, parte de la historia compendiada de la Península de Azuero. Salta a
la vista que sus vidas encarnan no sólo dos proyectos existenciales, sino dos
modelos de hacer patria y de convertirse en profesional.
A
ambos les separan treinta años, 1933 y 1963, pero los une la fe inquebrantable
en el trabajo y el amor a la banca y las finanzas. Don Aristides se forja a
puro pulso y resulta pionero o zapador de la actividad bancaria en la región de
Azuero. En cambio, el Sr. Berbey De La Rosa es egresado de prestigiosos centros
de enseñanza superior y, no obstante, ambos son como la cara y sello de la
misma moneda; depositarios de una ética laboral
que debiera ser el norte de nuestro pueblo. Podríamos decir, sin
demeritar a ninguno de los dos, que son la encarnación de la tradición y la
modernidad, resumen del empirismo y la academia.
Hay
que comprender que detrás de ellos encontramos una sociedad agraria que
evoluciona, que en los años treinta del Siglo XX, cuando nace don Amaya Cedeño,
apenas era tocada por los cambios sociales y culturales que ya se avizoraban en
nuestra región. Una décadas atrás, en los años veinte, la zona tuvo la
carretera que el genio del Dr. Belisario Porras Barahona le obsequió a la
sociedad orejana que apenas se vinculaba con la zona de tránsito y que ahora podía
disfrutar del olor a gasolina, pero también experimentar el declive de los puertos que se quedaron
íngrimos y sin pasajeros para hacer la travesía a la Ciudad de Panamá desde
Búcaro, Mensabé, Guararé y El Piñolarito.
A
gente como Amaya Cedeño le tocó ser pionero
en la difícil tarea de promover la ruptura con parte de la cultura
bancaria rural; para que comprendiéramos que no podíamos continuar atesorando
personalmente nuestros ahorros y guardándolo en el frasco que inevitablemente iría
a parar a la pata del árbol de calabazo. En cambio, Berbey De La Rosa, la otra
generación, sueña con una banca ágil e integrada por una red computarizada que
le permita al panameño hacer sus transacciones desde Darién a Bocas del Toro y
Chiriquí. Don Berbey De la Rosa encarna una nueva época, tiempo de cajeros
automáticos, banca en línea, dinero plástico y teléfonos inteligentes.
Al
analizar estas dos vidas en paralelo, ineludiblemente nos agobian el peso de
algunos interrogantes vitales. Aparecen preguntas que saltan como conejo
hurgado con vara en piñolar; surgen cuando revisamos sus vidas productivas y las
comparamos con el torbellino de cambios sociales y culturales que contemporáneamente
experimentan las provincias de Herrera y Los Santos. Por ello podemos pensar,
¿Hacia dónde va la región de Azuero y cuál es el tipo de hombre que tenemos que
forjar? ¿Seremos capaces, como el orejano de ayer, de continuar teniendo un
proyecto colectivo de vida? ¿Sabremos asumir, sin demeritar nuestra identidad
cultural, los inquietantes retos contemporáneos? ¿No estamos confundiendo
crecimiento económico con desarrollo social? ¿Lograremos atravesar incólumes el
Siglo XXI destruyendo los bosques, sembrando minas a cielo abierto,
contaminando los ríos y despreciando nuestra cultura nativa? ¿Podemos continuar
edificando una sociedad sobre el cadáver de los valores de quienes nos
antecedieron?
Sin
embargo y cualesquiera sean las respuestas que podamos dar a los interrogantes
enunciados, quienes integramos la Fundación Juan Antonio Rodríguez continuamos teniendo fe en nuestra gente,
confiados en que la inteligencia ha de enseñorearse sobre los campos azuereños
y convencidos que nuestra cultura, pese a todo, deberá florecer como el macano
en tiempos de estío. Ha de ser así, porque la nación de Azuero está aquí,
presente en nuestro evento ferial, no sólo para cantar sus glorias económicos,
sino para continuar, a toque de bordón, con la identidad cultural que hemos recibido
sentimos. Y en ese marco, por qué no decirlo, regocijados de poder agasajar, a
dos representativos personajes de la tierra de Belisario Porras Barahona, Manuel
F. Zárate, Francisco Samaniego, Ofelia Hooper Polo y Pedro Goitía Meléndez.
* Disertación, en nombre y
representación de la Fundación Juan Antonio Rodríguez, en el auditorio de la Feria Internacional de
Azuero, a 5 de abril de 2014.
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