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03 marzo 2014

LOS RODRÍGUEZ DE LA GUACA


Para mi tía Anita

El escrito que ahora lees puedes considerarlo un primer acercamiento a la historia de un determinado grupo de habitantes en la Provincia de Los Santos. Más específicamente, a un tipo de familia que se establece en La Guaca, poblado ubicado a la vera de la carretera que comunica a Guararé con la Ciudad de Las Tablas. El aporte recoge la historia de una familia campesina cuyos orígenes parecen hundir sus raíces en el período colonial de la República de Panamá. Lo escribo no solamente porque considero pertinente rendir tributo al esfuerzo y tesón de tales antepasados, sino porque estimo que las actuales generaciones deben conocerlo para que al mirarse en tal narración sientan el orgullo de ser descendientes de los Rodríguez y comprendan que la fuerza de un grupo humano consiste no sólo en la unión entre sus miembros, sino en el saber de dónde vienen, para comprender lo que son y, en consecuencia,  lograr proyectarse en el presente y el futuro.
a. De cómo el autor aprendió a ser Rodríguez
Todo comenzó pegado a las faldas de mi madre, María de Las Mercedes Rodríguez Villarreal, que muchos conocieron como Mercedes Rodríguez de Pinzón. Por eso, al rememorar el pasado, cierro los ojos y me veo atravesando el terreno de Temístocles “Mito” González. Voy caminando con Pacífico o quizás Andrés, el potrero está lleno de hierbas y experimento algún temor al ver los toros y vacas que pastan en la distancia. Luego de pasar la última cuerda de alambre de púas y, al terminar de caminar por el callejón, aparece un pozo artesiano que está protegido por pequeños estacones. Un poco a la izquierda del mismo observo la residencia en donde antaño vivía Munda y, al frente, la casa de quincha de los abuelos parece saludarme desde el alto portal con tejas chocolates y renegridas.
En las primeras décadas del Siglo XX mi abuelo José Dolores Rodríguez Muñoz había casado con Juliana Villarreal, residentes ambos en el mismo poblado. Ya para aquella época mi tías Ana “Anita” Rodríguez Villarreal y Ernestina “Tina” Rodríguez Villarreal se habían casado y no residían en al casa paterna. La primera se había unido con Clemente Iturralde Araba y, la segunda, con Ubaldino Núñez. Otros tíos por la rama materna  eran Pacífico, Andrés, Domitilo y Dolores.
Debo confesar que disfrutaba mucho el paseo por el camino referido, sendero que comunicaba a Bella Vista con La Guaca. Esos lazos de afecto y familiaridad me permiten recordar las visitas de los Villarreal a nuestra tienda, así como de Pacífico (“Ichy”), quien acudía con alguna frecuencia a ver televisión y comprar enseres en la casa comercial de mi padre. El primero montado en su caballo moro y, el segundo, a pie e invariablemente con la cebadera colgando de su hombro.
Otras estampas de los años sesenta y comienzo de los setenta tienen como protagonistas a mi tía Anita y don Clemente.  Al inicio aparecían a caballo y, más tarde, en su propio auto. Debo añadir que mi padre sentía mucha admiración por sus compadres Anita y Clemente, porque decía que habían logrado levantar una finca ganadera, cuyos toretes podían ser la envidia de muchos. Toros de raza comprados en Chiriquí a su amigo Patricio Pittí Serrano. Por eso, algunas veces retribuíamos la visita y nos era grato viajar a la finca que ellos tenían próxima el río Guararé, recorriendo el camino por el cual también se podía ir al Nanzal y Las Tetillas. Allá nos bañábamos en la corriente  y chupábamos caña con los primos que siempre nos recibían con la mayor de las amabilidades.
b. Genealogía de los Rodríguez
Estas estampas y otras que palpitan en mis remembranzas han hecho que surja en mi vida un profundo respeto por el apellido de mi madre. Tanto, que todos mis escritos, además del apellido de mi padre, invariablemente llevan el Rodríguez, como si al omitirlo estuviera cometiendo una falta grave a la memoria de ella.
Lo anterior explica que haya investigado los orígenes de mis parientes por el ramo materno. Ya sabemos que Rodríguez significa hijos de Rodrigo, así como al decir  Álvarez indicamos que se trata de los hijos de Álvaro, etc. Sin embargo, eso no basta y por ello he revisado los archivos parroquiales, particularmente el de Guararé, para encontrar en los libros de bautismo, casamiento y muerte, el rastro genealógico de mi parentela.
Puedo afirmar que los Rodríguez de La Guaca remontan sus orígenes a la primera mitad del Siglo XIX y, probablemente, a finales del Siglo XVIII. En efecto, el nombre más antiguo que aparece en los archivos es el de Juan de Mata Rodríguez, quien se casó con Gregoria Nieto. Para la familia ese dato es importante porque de esa unión nació Ramón Rodríguez Nieto, quien contrajo nupcias con María Florentina Muñoz Araba. El hijo de ellos, José Dolores Rodríguez Muñoz, viene siendo mi abuelo y padre de Ana, Ernestina, Mercedes, Pacífico, Dolores, Domitilo y Andrés. Todos tienen como segundo apellido el Villarreal, ya que proceden del vientre de Juliana Villarreal, como ya hemos apuntado. El abuelo Dolores nació el 23 de marzo de 1888 y la abuela Juliana el 19 de febrero de 1899, lo que indica que entre ellos había una distancia de 11 años de edad.
La pareja formada por Ramón Rodríguez Nieto y María Florentina Muñoz Araba, además del abuelo José Dolores, tuvieron otros hijos. Tales son los casos de María Antonia (1883), Nicolasa de Las Mercedes (1884), Rosalía de Las Mercedes (1886), María Jacinta (1891), José de La Rosa (1897), José Olegario (1899), Rito,  Francisco (1905),  Victorino y Catalina (1909). De lo que se deduce que esta pareja, prolífica en descendencia, es en gran parte quien se debe que la familia Rodríguez se haya extendido por todo el Distrito de Guararé y aún más allá de esta zona geográfica.
He encontrado el apellido Rodríguez vinculado a la conquista del Canajagua, hacia finales del Siglo XIX y en la primera mitad del Siglo XX, lo que nos indica que las alianzas matrimoniales han desempeñado un papel importante en la dispersión geográfica del apellido. En efecto, por la ruta de El Montero, La Pasera, Perales, Las Trancas y otros poblados los Rodríguez, junto a otras familias que también se establecen en las faldas del cerro más importante de la Provincia de Los Santos. Tales los casos de los Jaén y Frías (El Codicioso), Peralta (Cucula y El Rodeo), Córdoba (Canajagua), Núñez y Velásquez (Nalú), etc.
Lo que acontece durante el transcurso del Siglo XX era de esperarse, mujeres y hombres contraen matrimonio y suman a la familia a otros apellidos y hacen de los Rodríguez un núcleo familiar numeroso y extendido
c. Los Iturralde-Rodríguez
Nada más oportuno que observar lo que ha acontecido con la familia objeto de análisis si analizamos el caso de los Iturralde- Rodríguez. En efecto, don Clemente Iturralde se casó, hacia la cuarta década del Siglo XX, con Ana Rodríguez Villarreal y de esos lazos matrimoniales nacieron Ana Matilde, Dalis Mariela, Marina, Leticia, Gustavo, Ricardo y Ernesto Iturralde Rodríguez. Y esa familia que inicialmente tuvo como asiento el área comprendida en las tierras de Las Tetillas, La Pasera y El Montero, luego se hace presente en la zona de tránsito. Por eso al apellido asentado en La Guaca guarareña  de Juan de Mata Rodríguez y Gregoria Nieto, al iniciar el Siglo XXI se ha hecho Domínguez, Espinosa y Barrios. Y como si fuera poco, ahora una rama de los Iturralde-Rodríguez también suma a su haber la influencia genética de la tierra oriental, hecho presente en la alianza Choy-Iturralde.
d. Colofón
La rama guarareña de los Iturralde-Rodríguez, en las personas de mi tía Anita y Clemente, nos presenta una lección importante. Demuestra que la ética del trabajo campesino ennoblece, que no hay obstáculos que la constancia no pueda vencer. Algunos de sus descendientes podrán haber escalado cumbres universitarias, utilizar teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras, manejo de redes sociales y toda una gama de tecnologías de la era moderna, pero ello servirá de poco si no logran ver en la tía Anita la encarnación de nuestra cultura y nuestras raíces familiares.
Yo soy uno de sus sobrinos, y aunque muchas veces no puedo visitarla con la frecuencia que quisiera, hoy confieso que me siento orgulloso de ella, de esa vida dedicada a la familia, a la tierra, a la ganadería y a sus hijos. Por eso, desde la memoria de Mercedes y Alejandro, mis padres ya desaparecidos, le abrazo y le felicito porque es y seguirá siendo otra exitosa Rodríguez de La Guaca de Guararé.
……….mpr…

En las faldas de Cerro El Barco, Villa de Los Santos, a 2 de marzo de 2014. 

1 comentario:

  1. Interesante historia. De por sí yo estoy intentando averiguar la historia de los Ureña de Guararé, y me ha sido dificil. Me gustaría conocerlo personalmente para que me de algunos "tips" de investigación, en donde solo me he encontrado con obstáculos por información inexistente o perdida en oficinas de registros civiles, ...o hasta "quemada" en incendios de iglesias, donde reposaban ciertas actas bautismales.
    Saludos!

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