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24 mayo 2022

¡CANTA, PAISANO, CANTA!

 


Necesito que cantes junto al rumor de las aguas del río, paisano. Es urgente hacerlo, con el amor con que besan las olas las riberas peninsulares, mientras se quedan quietas, como amante esperando al amado que tarda en llegar. Con la misma congoja hecha canción de Los Sentimientos del Alma y XV Festival en Guararé. Con la fuerza del Adiós a Las Tablas, o con el embrujo religioso de Santa Librada y el zapateo de los manitos ocueños.

¡Canta, paisano, canta!

No olvides a Pedro, el Goytía pariteño; a Manuel, el guarareño universal, ni a la Rufina mítica, la que se hizo poesía en la pluma de Zoraida, adolorida y feminista, como Ofelia, Elida o Bibiana. Sí, tienes que mirar hacia atrás, para poder ver lo que viviste y queda por hacer.

Allí tienes a la orejana estoica, la que parió a Belisario, compañera del hogar construido con abrojos, el dulce olor del maíz en la tarde que agoniza, porque los cambios no esperan y la changa ya no huele a maíz tierno, sino a jorones de otros lares.

¡Canta, paisano, canta!

No enmudezcas, porque el silencio es complicidad disimulada y los tuyos nunca construyeron cuevas para vampiros temerosos de la luz. Lo tuyo es la voz en alto, la mirada al frente, el sombrero a la pedrada, la pollera al viento y la cantalante en la tuna; prendidas las velas, mientras la caja y el tambor resuenan en las oquedades de tu corazón.

Tienes por qué luchar. Mira la casa de quincha, el pueblo como damero, la campana en la torre y la veleta jugando con el viento. Huele a incienso en el templo y el agua sacra moja la crisma en el santuario que contiene la genealogía de los tuyos, en los viejos pergaminos en los que el cura trazó con la pluma de ganso el momento sacro de tus natales.

¡Canta, paisano, canta!

Canta y baila, pero no abuses. La saturación de fiestas puede convertirte en ser superficial y hedonista. Eres el cuenco del ayer, de la cultura que duele porque deja de serlo. Ábrete al mundo sin dejar de ser lo que fuiste y eres. No olvides que el que emula, estancado en la superficialidad de lo transitorio, termina nadando en el mar contaminado de excrecencias. Nunca nadie avanzó copiando a otro, sino forjando su personalidad, individual y colectiva

Tienes mucho para sentirte orgulloso, sano y sin falsas vanaglorias. Mira, los íconos abundan: Porras, Zárate, el Canajagua, Ofelia, Rufina, el Grito Santeño, la gastronomía aromática con su fonda, el Corpus Christi, vestidos y cantos, la casa de quincha y el machete curvo que un día forjó el herrero. Sabes a miel, guarapo, changa, café humeante, chicharrón, chicha de guate y concolón del fogón de la abuela.

¡Canta, paisano, canta!

Nada te hará tan libre como la semilla de la Juana Vernaza, la Modelo Presidente Porras y la Tomás Herrera. Lo que tenemos de redención ha venido por allí, por la ruta del Manuel María Tejada Roca y el José Daniel Crespo, el INA y el IAM, Rafael Moreno y Francisco Castillero Carrión, la cátedra universitaria y la sapiencia acumulada de los que nunca tuvieron escuela, pero heredaron la visión de la cultura occidental.

A veces me preocupas. Te veo enredado entre los avatares de la era moderna, dando tumbos por aquí y por allá. Asume tu proyecto de vida, individual y colectiva, porque el modelo no está afuera -no es exógeno-, asoma en la palma enhiesta, el regocijo taurino, la plaza que se hizo parque, la décima y la mejorana, el violín y el acordeón.

¡Canta, paisano, canta!

Ábrete al mundo y cuida lo tuyo, lo que heredaste. Siembra y cosecha, pero preserva el monte, los ríos y la fauna. No dejes que la cascocha, el azulejo y la prechiamarilla se conviertan en especies exóticas. El venado y la iguana, la ardilla y el conejo, el jaguar y el zorro sabanero son parte de tu vida, como el ganado vacuno y el caballo que relincha en el potrero. Con ellos has hecho la vida y a ellos también se la debes. Moras en la misma casa, son tu familia.

Fija el rumbo paisano, eres diamante aún sin pulir, conviértete en joyero de ti mismo. Un proyecto de vida es lo que necesitas, levantarte con él en la testa, para que otros no hagan de nosotros un calco alienante.

Ama tu tierra y defiéndala, recorre el mundo, pero regresa al nido, porque allí están las querencias, el mango maduro, el café caliente, el buñuelo, la tortilla y el queso blanco, los frijoles y el arroz, así como la casa de quincha que grita su soledad.

¡Canta, paisano, canta!

Esta es tu canción y esta es tu tonada, el alegre carnaval de tu cultura e historia. No eres nada sin él -canta, paisano, canta-, no dejes de cantar.

…….mpr...

22/mayo/2022

 

 

 


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