En nuestra
cultura peninsular siempre he escuchado el vocablo: sardiné. Pero resulta que
en el Diccionario de Americanismos aparece como sardinel y dice que en
Venezuela, Perú y Colombia se utiliza para hacer alusión al escalón que forma
el borde exterior de la acera. En cambio, si acudimos a la Real Academia
Española de La Lengua (RAE), ésta lo define como: “Obra de albañilería hecha
con los ladrillos colocados de canto, en posición vertical. Adosados por sus
caras”. Añade que procede del catalán sardinell y que significa sardina, por
semejanza con las sardinas prensadas.
Algunas otras afirmaciones
parecen coincidir, porque en francés se escribe “sardine” y también significa
sardina. Lo cierto es que, independiente de dónde procede el término, en
nuestra región se le sigue dominando sardiné, terminado en e y con tilde en la
vocal final.
De lo anterior
se colige que en nuestra región el término sardiné también ha terminado por
denominar al escalón de entrada a la casa y aún al portal mismo, aunque se carezca
de la clásica figura de las “sardinas prensadas” y que, dicho sea al pasar, en
casas más antiguas ha terminado cubierto por el repello.
Yo no sé qué
piense usted, pero a mi me parece maravilloso que nuestra gente haya asimilado
el vocablo de españoles o franceses y que el mismo término ande todavía por allí
tan campante como si fuera ayer que se sumó a nuestro rico acervo lingüístico,
un poco adulterado del original, es cierto, pero orgullosamente adherido al
habla del orejano.
…….mpr…
18/V/2024
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