“Viajamos apretujados, en este camión sin rumbo; acaso nos llevan a otro potrero”, pensó el hermoso torete entre terneras y vacas, mientras el transporte de vacunos se desliza sobre la cinta de asfalto. En ruta hacia la muerte, las reses sueñan con un mundo de pasto y de agua fresca, mientras en la cabina el propietario de los cuadrúpedos suma y resta en su calculadora. ¡Qué pena de mundo!, cuando la vida es un trozo de carne y el futuro un billete verde.
...mpr....
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