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30 mayo 2012

OCASO DE LA GASTRONOMÍA OREJANA


El asunto de  la gastronomía, particularmente el consumo de dulces y demás alimentos, es uno de  los tantos hábitos que se han visto erosionados por el avance de los tiempos modernos. Lo que acontece es que se ha forjado una nueva racionalidad que ve en la preparación de las viandas tradicionales  una acción innecesaria, además de engorrosa. Y en ello mucho tiene que ver el desarrollo de una industrialización que coloca en el mercado una variedad de alimentos que están a disposición de los comensales.

Lamentablemente la transmisión del arte culinario, al estilo de los alimentos que preparaba la abuela, no parece ser una prioridad para el sistema educativo, así como para el núcleo familiar.  A ello hay que sumar el papel de los medios de comunicación de masas que pregonan un consumo “ligth” en tiendas y supermercados. Por ejemplo, los caseros dulces, mermeladas y chichas de frutas nacionales, en la mayoría de los casos, brillan por su ausencia.

También hay que añadir que las instituciones llamadas a transmitir a las nuevas generaciones tales hábitos y costumbres gastronómicas, igualmente han sido impactadas por una economía que dista mucho de centrarse en un mundo rural y mira lo urbano como paradigma a emular. El mercado es quien dicta las pautas de consumo y el arte culinario de los orejanos no está en sus prioridades. Muere la fonda y florece la comida chatarra.

Lo que intento plantear es que la sociedad del ayer, tradicional y rural, basada en relaciones primarias, con toda su gastronomía popular, está siendo avasallada por un mundo racionalista, urbano e industrial. Y tanto es así, que no sólo desaparecen y se extinguen las formas de preparar los alimentos, sino que amenaza la base misma del sentido de otros eventos, los que se han vuelto más festivos y alejados de sus piadosos y religiosos motivos iniciales.
 
Este tema es tan valioso que en otro momento regresaré sobre él y, de hecho, por allí avanzo en un ensayo sobre el tópico.
.....mpr..

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