La voz de Eneida Cedeño (1923-2006), la recordada Morenita de Purio, marcó la historia musical de Panamá. Nacida el 13 de diciembre de 1923, vivió sus primeros años en Purio, comunidad de la austral y santeña población de Pedasí. Ella fue otra campesina que tuvo el coraje de asumir como propia una profesión que no era bien valorada por aquellas calendas. Porque al decir de los comprovincianos, no estaba bien que una mujer estuviera cantando en conjuntos musicales por diversos pueblos.
Sin embargo, la
visión de Eneida era otra, porque desde siempre sintió el llamado de Euterpe,
la diosa de la música que le traía en los vientos alisios los sonidos lejanos
de un mundo por explorar. Y el llamado parece que era cuestión de familia,
porque en esa misma aldea habitaba un familiar que haría historia: Francisco
“Chico Purio” Ramírez.
Las condiciones
sociales y culturales estaban dadas para que descollara una personalidad como
la de ella. El violín estaba en su mejor época y el acordeón se abría paso con
fuerza y terminaría dejando en segundo plano al primero de los instrumentos.
Todo haría eclosión en la década del cuarenta, porque por esos años se abren
paso figuras como Abraham Vergara, José de La Rosa Cedeño, Clímaco Batista,
Artemio Córdoba y otros miembros de la pléyade de ejecutantes del aristocrático
violín. Y como si ello fuera poco, se
crea, en el año 1949, el emblemático Festival Nacional de La Mejorana, evento
que recogería en su seno la cultura popular.
La amistosa
disputa musical se resolverá, como queda dicho, con los decisivos aportes de
Rogelio “Gelo” Córdoba y Daniel Dorindo Cárdenas, como figuras cimeras del
instrumento de pitos y fuelles. Por eso, Eneida, casi sin proponérselo, pasa de
acompañar al violín a cantante del hegemónico instrumento de origen teutónico.
Podríamos decir
que la Morenita de Purio supo leer los signos de los tiempos, o al menos no
opuso resistencia a ellos, porque la saloma de los campos pasó de la ruralidad
a un plano mayor para convertirse en identidad cultural istmeña. Ella realiza
en la música lo que ejecuta Ofelia Hooper Polo con las cooperativas, dando el
paso de la junta campesina a otra forma institucional y empresarial. En la
misma medida que lo que observamos en la literatura con las sagas mitológicos o
en los relatos de eso otro paisano suyo, Antonio Moscoso Barrera, con su Buchí
del valle del Oria.
El legado
musical de Eneida es tan impactante que aún las cantantes de conjuntos que acompañan
al acordeón lo hacen al estilo de la pedasieña, olvidando que el estilo de su
cantar no obedece a una moda, sino al registro vocal de una soprano. Sí, es tan
valioso su aporte que el mismo puede analizarse desde diversos ángulos, no solo
desde una perspectiva de género, sino como propio de alguien que de manera
temprana promueve rupturas sociales desde el fondo de su garganta, como si se
tratará del heraldo de la orejanidad.
La vida de
Eneida Cedeño debiera ser conocida y valorada por las nuevas y viejas
generaciones. En este centenario de su natalicio debemos recordarla, porque
hasta los vientos alisios de la temporada permiten que su memoria renazca, para
saludarla y agradecerle el don de haber nacido en la tierra del Canajagua.
…….mpr…
12/XII/2023
Excelente recopilación en cuanto a la evolución de la cantalante Eneida.
ResponderEliminarExcelente !!
ResponderEliminarExcelente
ResponderEliminarExcelente
ResponderEliminarBravo 👏👏
ResponderEliminarOjala la pluma indeleble bajo el amparo de la anonimia siga nutriendonos con la biografia de nuestras cantantes de musica con acordeon. Es justo y necesario resaltar estas insignes figuras de nuestra tradicion musical.
ResponderEliminarEneida Cedeño, a pesar de su talento y éxito como cantante, siempre fue una dama sencilla, fiel a sus raíces.
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