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12 diciembre 2023

LA REBELIÓN ISTMEÑA

 


Durante décadas se veía venir la rebelión del pueblo panameño, la misma se había pronosticado al observar el deterioro de la cuestión socioeconómica y política, porque los indicadores parecían confirmarlo. En efecto, a raíz de ello una marea humana ha estado en las calles, algunas veces sin cabeza visible y aguijoneada por una furia incontenible.

El detonante ha sido el contrato minero, la forma antipatriota y cínica con la que se ejecutó, como si los políticos creyeran que esta tierra istmeña es su finca personal, como si los panameños fuéramos siervos de la Edad Media o estuviéramos obligados a pagarles el camarico de la época colonial.

La nuestra ha sido una protesta heterogénea con educadores, obreros, campesinos, trabajadores de la salud y otros sectores sociales. Hay una abigarrada multitud que se mueve al compás de tamboritos, consignas, marchas, discursos, banderas y una dolencia colectiva que no cesa; dolor de patria que se alimenta de redes sociales y del cinismo del presidente, ministros, diputados, dirigentes políticos y el silencio cómplice de quienes están llamados a defender la nación de la angurria minera y de la destrucción de bosques, fuentes de agua, fauna y todo lo que es parte integral de “Panamá la verde”, postal ambiental a la que hiciera alusión el poeta español Vicente Blasco Ibáñez  (1867-1928), en los años veinte de la pasada centuria, y que ha renacido, sin darse cuenta, en los cánticos de la protesta.

Lo que se observa es una profunda crisis institucional, un gobierno debilitado y en total descrédito, así como una población que cuestiona y reta a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. En ese contexto los partidos políticos son organizaciones que igualmente están desacreditados, porque al decir de la voz popular “Aquí no hay donde colgar una chácara”.

Sin embargo, lo relevante estriba en comprender si la rebelión social logrará mantenerse en el tiempo, si podrá traducirse en un sistema organizado que sea capaz de atacar los problemas de la nación: corrupción, pobreza, es decir, enfrentar las asimetrías del desarrollo del Panamá campesino, indígena, profesional y de distribución inequitativa de la riqueza nacional.

Todas esas incógnitas comenzarán a despejarse en el próximo torneo electoral. Allí veremos realmente si toda esta explosión de descontento ha encontrado el cause que nos permita aseverar que, entre los meses de octubre y noviembre, se ha refundado la nación. Descubriremos si el panameño al fin se ha empoderado y ha decidido dejar de ser pasivo y renegar del poema de Demetrio Herrera Sevillano (“Panameño tú siempre responde sí”). O para decirlo en palabras del habla del panameño: “Esto no es más que llamarada de capullo”.

Pero cualesquiera sea la situación que viviremos, la experiencia gravitará en el inconsciente colectivo, como lo fue en los años sesenta del pasado siglo, la jornada libertaria de los estudiantes de aquellas calendas. Y como aconteció en esos tiempos, no lo olvidemos, el aprendizaje no sólo fue para el hombre llano, sino, también, para el grupo dominante que recompone su  hegemonía.

…….mpr…

 


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