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04 noviembre 2022

LA MONA: EL TROMPO CAMPESINO

 


Entre los juegos de antaño está el relacionado con la ejecución de los trompos. En nuestro caso los llamados “mona”, confeccionados artesanalmente con ramas de diversos tipos de árboles, desde guácimos, pasando por otras maderas de mayor resistencia y durabilidad. Los más frágiles y vulnerables se hacían con la guayaba verde, los que tenían una vida fugaz.

Eran todo un arte aquellos trompos campesinos, que podían tener un clavo sencillo o tremenda lezna de unas cuatro pulgadas, lo que suponía un cuerpo mayor. Estos últimos eran propios para jugar al “machaco”, contienda en la que uno de los contendientes tenía que ponerle “servidas” al otro y así alternativamente hasta la posible destrucción del otro a punta de clavazos. Esta modalidad de juego era temida porque implicaba la desaparición del juguete campesino construido de madera.

Lo anterior explica que los trompos que se vendían en tienda no gozaran del aprecio de la chiquillería, como también acontecía con las cometas industriales que nunca lograban tener el garbo y elegancia del papalote artesanal, con su rabo largo y volar sereno.

La mayor gloria del juvenil dueño era la mona que bailara serena y que se lograra coger en la mano, incluso, ¡oh proeza!, atrapada en el aire, para verla bailar en la palma de la mano. Por este motivo era un poco burlón la existencia de la “mona racha”, aquella que no lograba hacerlo y que se bamboleaba, saltando como si le picaran las candelillas.

En otras ocasiones la mona zumbaba por el aire cuando un adulto, en complicidad con la mona que él también tuvo en su infancia, trazaba sobre la tierra un círculo y colocaba en el centro una moneda de diez o veinticinco centavos, para que los participantes la sacaran a punta de lances. Con la única condición de que, si la mona quedada dentro del círculo, le pertenecía. ¡Qué emoción aquella de querer la moneda, mientras se temía perder la mona!

Tiempos idos, sin duda, porque muchos de estos juegos y juguetes han quedado en el olvido, como cosas de viejos y expresiones folklóricas que ni tan siquiera despiertan curiosidad en una juventud subyugada con artilugios electrónicos, influjo de otras culturas y olvidadiza de sus raíces. Sin embargo, y pese a todo, de vez en cuando vuelve a aparecer la mona, el trompo de nuestra gente, y baila en los parques ante el asombro de todos.

…….mpr…

3/IX/2022

 

 


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