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01 mayo 2010

DRA. ROSA MARÍA CRESPO DE BRITTON Y DR. MIGUEL ANTONIO BERNAL VILLALAZ (La inteligencia al servicio de la nación)


Estamos nuevamente congregados en los terrenos de la Feria Internacional de Azuero, en pleno mes de abril, en esta temporada de sol inclemente y el canto insistente de la cascá, primavera, capisucia, platanera o cancanela. A esta hora la gente deambula por esta vitrina del músculo y la inteligencia del hombre de Azuero. Me luce que busca algo que no encuentra y que está más allá del comercio y de las fiestas que pululan por la península.
Esa eterna búsqueda de ese “no sé qué” tal parece que no sólo es un un problema existencial del hombre que habita las provincias de Herrera y Los Santos, porque la misma temática orada al prójimo que habita nuestra hamaca ístmica. El interiorano, como el capitalino, experimenta en su biografía la ausencia de un imperativo nacional que parece haberse perdido entre las telenovelas, los concursos televisivos y los políticos venales.
En la Fundación Juan Antonio Rodríguez nos resistimos a creer que la cultura ha de estar plagada de antivalores y de promesas incumplidas. Y porque ese ha sido nuestro norte, con terquedad orejana nos negamos a admitir que tal es el mundo que tenemos que aceptar como bueno, porque no es cierto que la panameñidad ha de ser una colcha de iniquidades o que el istmeño ha de vivir encerrado en la cárcel de su pesadumbre.
Sin embargo, hay panameños notables, figuras descollantes del foro nacional, así como paisanos que nunca aparecen en los medios de comunicación, pero que construyen el país del que pocos quieren hablar y menos comprometerse. Pero, en fin, lo relevante es que estamos aquí congregados no para hablar de nuestra frustraciones colectivas, sino para mirar el horizonte y avanzar hacia metas de futuras realizaciones. En esta encrucijada ístmica importa que las generaciones futuras conozcan que hemos tenido hombres y mujeres probos, panameños que han llevado sobre sus espaldas, como diría Martí, la vergüenza de otros.
La Dra. Rosa María Crespo de Britton y el Dr. Miguel Antonio Bernal son dos personajes que en nuestro país no necesitan presentación. Por ello, cuando en la Fundación se propusieron sus nombres para tributarles el reconocimiento que ya se han ganado, nadie osó contradecir esa propuesta por lo justa y certera. Y conste que nuestra Fundación no existe para tributar alabanzas rastreras, sino para cantar a la inteligencia y reconocer el tesón.
Habida cuenta de lo planteado, permítanme hilvanar algunas ideas sobre la trayectoria de las respectivas hojas de vida de nuestros homenajeados, con la seguridad de que sus ejecutorias contribuirán a dimensionar lo que, estoy seguro, intuimos sobre ellos. Al final realizaré una meditación sobre el significado trascendente de sus respectivos senderos existenciales.
1. Dra. Rosa María Crespo de Britton, ciencia y humanidades
Durante el siglo XX un filósofo español aseveró que el ser humano responde a sus circunstancias, sin que esto implique que sea una marioneta o monigote de su destino, porque al final mucho debemos a nuestro particular empuje por la vida. En este axioma medito cuando leo la hoja de vida de una distinguida mujer de nuestro patrio suelo; porque la Dra. Rosa María Crespo de Britton es un ejemplo vivo de la inteligencia cuando ésta se cultiva con el mismo amor que lo hace el jardinero con las rosas del rosal.
Nacida en la capital de la República de Panamá, hacia la década del treinta del siglo XX, recibió su certificado de escuela primaria en el Colegio María Inmaculada, realizó su bachillerato en Ciencias y Letras en La Habana, Cuba; logrando su doctorado en Medicina y Cirugía en la Universidad de Madrid, cuando el calendario marcaba el último año de la década del cincuenta.
Al año siguiente la vemos realizando su internado rotativo en el St. John Hospital de Canadá, para continuar la residencia de obstetricia y ginecología en Nashville, Estados Unidos de América, concretamente en el Baptist Hospital. No satisfecha con ello, en esta misma nación norteña, ejerce su especialidad de obstetricia y ginecología en el Brooklin Jewish Medical Center y el St. John´s General Hospital. En nuestro país es encomiable la labor que realizó en centros hospitalarios como el Instituto Oncológico Nacional y el Centro Médico Paitilla.
Como si fuera poco, posee cuatro certificaciones de postgrado en su especialidad de ginecología y obstetricia, así como en los temas oncológicos, tópicos en los que se le reconoce como una autoridad en el plano nacional e internacional. Son múltiples las distinciones de que ha sido objeto y no cometeré la imprudencia de enumerarlas, porque las mismas aparecen ininterrumpidamente desde inicio de la década del ochenta hasta el año 2009, cuando la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede) la reconoce como Mujer Destacada del Año. Entre las organizaciones que han valorado sus logros se cuentan el grupo Soroptimista de Panamá, la Federación de Mujeres de Negocios de Panamá, el Congreso de Colombia, la Sociedad de Cancerología de El Salvador, la Sociedad Dominicana de Hematología y Cancerología, el Ministerio de Educación de Panamá y la Universidad de Panamá, entre otras.
La Dra. Britton, además de sus aportes en el plano científico, también es reconocida por sus logros en la literatura nacional y latinoamericana. Bástenos con saber que una mujer de este calibre intelectual ha ganado seis veces el Premio Ricardo Miró, además de obtener laureles en Costa Rica, Guatemala y España, teniendo en su haber la publicación de catorce libros.
Pienso que todo panameño que se respete, si no ha leído sus novelas, al menos le suenan en su pabellón auricular títulos como “El ataúd de uso” (1983), “El señor de las lluvias y el viento” (1984), “Quien inventó el mambo” (1985), “La costilla de Adán” (1985), “Esa esquina del paraíso” (1986), “La muerte tiene dos caras” (1987), “Banquete de despedida/Miss Panamá Inc” (1987), “No pertenezco a este siglo“(1991), “Los loros no lloran” (1994), “Todas íbamos a ser reinas” (1997), “Semana de la mujer y otras calamidades” (1998), Teatro (1999), “La nariz invisible y otros misterios” (2000), “Laberintos de orgullo” (2002), y “Suspiros de fantasía” (2006).
A lo planteado añada Usted las labores científicas (con 26 investigaciones publicadas en revistas nacionales e internacionales), aquellas otras que podríamos tipificar como de proyección y compromiso social y tendrá la imagen cabal de lo que representa esta mujer istmeña como figura a emular para los jóvenes de nuestra patria. Cito entre muchos cargos directivos los de Directora de prensa de APANAC (Asociación Nacional para El Avance de la Ciencia) (1985 – 1990), Fundación Pro Cultura (1991), Asociación Nacional Contra El Cáncer (1993 – 1995), Fundación Operación Sonrisa (1994), Pen Club Internacional – Panamá (1995-1997), y Presidente de la Fundación Biblioteca Nacional de Panamá (2001).
Debo terminar este apretado esbozo biográfico de nuestra ilustre compatriota de la misma sobria y elegante manera como ella cierra su hoja de vida: La Dra. Britton tiene dos hijos y reside en Panamá en compañía de su esposo y tres perros salchichas.
2. Dr. Miguel Antonio Bernal Villalaz, liderazgo ilustrado
Entre los panameños que durante el Siglo XX y lo que transcurre de la presente centuria merecen el apelativo de abanderados de las causas populares, con mente crítica, lúcida e inclaudicable, está el caso del Dr. Miguel Antonio Bernal Villalaz. Nacido en la Ciudad de Panamá, pero con raíces profundas en el árbol del santeñismo, este istmeño recorre los senderos de la patria desde la década del cuarenta.
Hay varias facetas que marcan la vida ciudadana del notable istmeño y de las cuales aquí sólo esbozaré las más significativas. Sobre su formación académica destacan sus primeros aprendizajes en la Escuela Primaria y su formación de segunda enseñanza en el Colegio La Salle. En el plano de la educación superior posee dos licenciaturas: una en Derecho y otra en Ciencias Políticas, ambas en la Universidad de Burdeos, Francia. En esa misma casa de estudios superiores se recibe de doctor en Ciencias Políticas. Además de becario del gobierno de Francia, también lo ha sido de la Fulbright (Estados Unidos de Norteamérica), del Instituto Internacional de Derecho Público y Relaciones Internacionales (Thessaloniki, Grecia), de las Naciones Unidas ante la Comisión de Derecho Internacional (Ginebra, Suiza); del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (San José, Costa Rica) y de la Organización de Estados Americanos (en Brasil y Bolivia).
En su vida académica se ha desempeñado en la Universidad de Panamá como Vicerrector Académico; Director del Departamento de Derecho Público de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas y Director del Departamento de Ciencia Política. Además, el Dr. Bernal Villalaz pertenece a la Academy of Political Science, New York.; a la International Political Science Association, a la Asociación Internacional de Derecho Constitucional y en la actualidad es el Presidente del Instituto de Estudios Políticos e Internacionales (IEPI). Igualmente ha sido Presidente de la Asociación Panameña de Derecho Constitucional (APADEC) y vicepresidente de la Academia Istmeña de Derecho Internacional. Es miembro de la Asociación de Ex Becarios Fulbright; del Comité Directivo de la Alianza Ciudadana Pro Justicia, de la Alianza Francesa y Asesor del Centro de Socorro Jurídico de los Derechos Humanos. También podemos añadir a su brillante hoja de vida que es socio fundador y Presidente de la Firma de Abogados BERNAL & ASOCIADOS, desde 2003 es miembro del Tribunal de Honor del Colegio Nacional de Abogados, del cual fue Presidente en 2007-08. También cabe indicar que el Dr. Bernal ha sido condecorado por la República de Francia con la Orden de Las Palmas Académicas en el grado máximo de Comendador.
Nuestro distinguido homenajeado también es Doctor of Human Letters -Honoris Causa por la Universidad de Lehigh, Bethlehem, Pennsylvania, Estados Unidos de Norteamérica, Catedrático Titular de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas en las Cátedras de Ciencias Políticas, de Derecho Constitucional y de Derecho Internacional Público, Profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la Florida State University-Panamá hasta el año 2003. Ha sido Profesor en la Universidad de Lehigh y en el Moravian College, en Bethlehem, (Pennsilvanya); en el Davidson College, (Carolina del Norte); en la Universidad Santa María La Antigua de Panamá y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Si de publicaciones se trata son incontables los aportes. Entre ellos “Los Tratados Carter-Torrijos: Una Traición Histórica” (1978, I edición en México y II edición en Panamá, en 1985); “Síntesis de Derecho Internacional Público” (Co-autor. 1981), “Recurso de Inconstitucionalidad contra las Reformas al Código de Trabajo” (1985), “Constitución Política de Panamá”. (Editor, Edición Comparada de los años 1985; 1987, 1991, 1995, 1997); “Militarismo y Administración de Justicia” (1986); “The Fax Against Noriega: A Panamanian Warrior in the USA” (1990); “Declaraciones y Convenios sobre Derechos Humanos” (1991); “Constituyente y Democracia” (Panamá, I edición del 2000 y II edición de 2001).; “¿Reformas o Constituyente?” (1992) y “Evolución Constitucional desde la Separación de Panamá, Panamá” (2004).
La incansable pluma del Dr. Bernal le ha permitido publicar más de dos mil artículos en diarios de Estados Unidos de Norteamérica, España, México y Panamá. Ha sido corresponsal de las revistas “Visión y Progreso”, corresponsal de Le Monde Diplomatique en español, Columnista y periodista de la Sección Internacional del diario UNOMASUNO, México; Jefe de la Sección Internacional y Columnista del diario EL SOL DE MEXICO, México; Editor de la Sección Internacional y Columnista de La Prensa, Panamá. Y quién no conoce su labor como comentarista de la revista radial de análisis y comentarios, ALTERNATIVA, que se transmite diariamente, de 8 a 9 pm en KW Continente.
Igual que acontece a todos los hombres que no renuncian a dejar de pensar con cabeza propia, esa entereza moral le ha valido múltiples incomprensiones y persecuciones. Su hoja de vida política está plagada de acontecimientos como los que paso a enumerar, mencionando sólo algunos de ellos.
* Exiliado en febrero de 1976 por la dictadura de Omar Torrijos. Fue enviado a Guayaquil. Vivió hasta junio de 1978 en México D.F. cuando pudo retornar al país.
* En abril de 1979 le fue cancelada la licencia de radio comentarista cercenándole así el programa radial ALTERNATIVA que se transmitía en Radio Hogar apenas unos ocho meses antes.
* Recibió una golpiza que lo puso al borde de la muerte el 19 de Diciembre de 1979 frente a la Iglesia de Don Bosco.
* Multado en abril de 1986 con dos mil quinientos balboas por el Ministro de Gobierno de Gobierno y Justicia (Popito Chiari) y con la cancelación de por vida de su licencia de Radio Comentarista por afirmar que Panamá era “Puente del Narcotráfico y Corazón de la Corrupción”. Luego, con el respaldo de la población llevó a cabo la colecta del CENTAVO DE LA DIGNIDAD para pagar la multa. Recolectó trescientos mil centavos con los cuales concurrió al Ministerio de Hacienda y Tesoro, acudió a pagar la sanción pecuniaria en un pequeño camión abarrotado de centavos y una murga, escoltado por un centenar de ciudadanos.
* Fue encarcelado en EL RENACER el 16 de julio de 1986 luego de ser indagado en la Fiscalía V por una demanda de calumnia e injuria interpuesta por Nander Pitty.
* Fue participante activo desde le primer día de las protestas contra la dictadura de Noriega en junio de 1987, siendo herido con 47 perdigones en el rostro y en el cuerpo.
* Difunde a través de la publicación ALTERNATIVA, durante las marchas y concentraciones, informaciones de la lucha contra la Dictadura Norieguista.
* En julio de 1987 es acusado por los medios de comunicación de la Dictadura de haber incendiado el Almacén Danté, acto perpetrado por las hordas norieguistas. Fue obligado a permanecer en la clandestinidad por más de diez días.
* EL 2 de agosto de 1987 le lanzan un auto del G-2 en una de las protestas de la Cruzada, obligándole a estar con una pierna enyesada.
* El 2 de octubre de 1987, penetran en su residencia en la Calle José Martí los miembros del G-2 con el propósito de arrestarlo. Logra escapar y es obligado a abandonar el país el 10 octubre de 1987.
* El 13 de julio de 1990 es esposado y mantenido bajo arresto por más de seis horas por órdenes del Ministerio de Gobierno y Justicia por haber increpado a un miembro del extinto G-2.
* Durante sus años de exilio mantuvo el envío semanal –vía fax- de la publicación ALTERNATIVA, que contribuía a mantener viva la llama de lucha contra la narcodictadura.
* Regresa del exilio en Julio de 1990 y se reincorpora a su cátedra, cargo que ha ejercido hasta la fecha.
Su compromiso de lucha lo ha llevado a ser asesor legal del Movimiento Reivindicativo de los Educadores Panameños que condujo a la Huelga de los Educadores en los meses de septiembre y octubre de 1979, Asesor Legal de la Asociación de Profesores de la República durante la huelga de Profesores de 1981 y asesor Legal de la AMOACSS y miembro de la dirección de COCINA durante las protestas de 1984-1985.
El Dr. Bernal Villalaz fue candidato independiente a Alcalde de la Ciudad Capital en 1999 y en el año 2009. Además, fungió como asesor presidencial –por contrato- en el Ministerio de Relaciones Exteriores del 1 de octubre de 1999 al 1 de junio del 2000.
3. LA ENCOMIABLE CONTRIBUCIÓN DE DOS PANAMEÑOS NOTABLES
Tal pareciera que en ocasiuones a los panameños se nos agota la paciencia y entonces estamos tentados a creer que el país de Justo Arosemena Quesada y Belisario Porras Barahona (dos lumbreras en la alta noche de los siglos XIX y XX), está condenado a vivir en el surrealismo; como esos personajes que a veces nos describe en sus novelas la Dra. Rosa María Crespo de Britton o aquellos que caricaturiza con maestría burlesca el Dr. Miguel Antonio Bernal desde el podium de su revista radial.
Al contrario de lo que pareciera un país con vocación fenicia y de vida muelle, en nuestro tejido social se escuchan los latidos del corazón de Pedro Prestán, la rebeldía de Victoriano Lorenzo y el eco sonoro de la mejorana del Dr. Manuel Fernando de Las Mercedes Zárate, el guarareño que fuera asistente de los esposos Curie o, en todo caso, los reclamos sociales del alumno de Emilio Durkheim, el tableño e istmeño Dr. Demetrio Porras Juárez.
Lo que acontece en nuestro istmo republicano es que estamos fallando en la socialización de nuestros párvulos, porque nuestro sistema educativo (formal e informal) prioriza la pachanga y los deportes adulterados actúan como somníferos que tienden un manto sobre las auténticas manifestaciones de la inteligencia y la cultura liberadora.
Mientras el conocimiento universal y el desconocimiento de nuestras raíces histórico-culturales sea la tónica nacional, continuaremos en la subestimación de lo que somos y aún será siendo válido el ensayo memorable que el Dr. Octavio Méndez Pereira redactó bajo el nombre de “País y Nación de Tránsito”. En un sistema social de esta ralea no podemos culpar a nuestros jóvenes de la indiferencia ovejuna con que los adultos enfrentamos los problemas axiales de la nación. Luego, nada sacamos burlándonos de que nuestros jóvenes piensen que la vida se reduce a un teléfono portátil o a la pifia juvenil de lucir un vestido “de marca”.
La panameñidad, ese escurridizo concepto que la modernidad ha depositado en el baúl de lo desechable, nos está haciendo falta. Lo panameño no puede ser concebido como un remanente de nuestra vida pasada, como antigualla del folclor, como si se tratara de un ingenuo relato del Padre sin Cabeza o la triste historia amazónica de La Tepesa, narraciones que no por vernáculas dejan de tener un hondo significado social y de identidad nacional.
En verdad, olvidar a quienes han construido la nación no deja de ser un pecado de la lesa patria. Por ejemplo, la vigésima centuria ha dado a luz a panameños notables, con alto sentido de patria, responsabilidad ciudadana y visión trascendente. Tales los casos de los doctores Rosa María Crespo de Britton y Miguel Antonio Bernal, cuyas respectivas hojas de vida acabamos de exponer en sus aspectos más relevantes y significativos.
Ambos tienen cosas en común que importa subrayar y ponderar, no obstante los caminos que les son propios y que les dotan de una determinada singularidad. Me luce que la clave está en comprender que ellos abrazaron de manera temprana un proyecto de vida. Comprendieron que la ciencia no puede estar divorciada de la comunidad en la que moran, porque el objetivo fundamental del conocimiento no radica en el saber en sí, sino en el uso que le damos a ese conocimiento. Vemos que no hay pedantería en sus vidas, aunque los dos poseen logros académicos que marearían a otros istmeños menos dotados de luz propia y ejecutorias personales.
Ya sabemos que la Dra. Britton posee una personalidad recia, en el sentido que sabe lo que quiere y hacia donde va. Ella es oncólogo, ginecóloga y escritora. Cuando leí “La Costilla de Adán” varias veces suspendí la lectura, no sólo para esbozar una sonrisa, sino para lanzar al viento una sonora carcajada de complacencia y complicidad. En esto se parece al Dr. Bernal, quien en las lides del derecho, la ciencia política y el compromiso popular cabalga por los campos nacionales en su Rocinante imaginario, sin importarle que los Sancho Panza le salgan al paso para gritarle, desde la humildad de sus vidas grises, “Señor, aquellos son molinos de viento”.
En verdad ellos poseen una importante virtud, la de saber amar desde el fondo del corazón. Aparte de poseer un cerebro bien dotado, tal cualidad es la que realmente explica sus éxitos profesionales y ciudadanos. Un proyecto de vida claro y un amor gigante como el Canajagua, nuestro quibián de la sierramsanteña. Quien no ama está condenado a poseer un alma enteca, seca y sin raíces como esos árboles que en nuestra región son pasto del hacha, de la carencia de cultura ecológica o de la canícula del inclemente sol de marzo y abril.
Si a un hombre como al Dr. Bernal Villalaz sus verdugos le apalean casi hasta el cansancio y no obstante sigue escribiendo y bregando por los principios que le guían, será porque ama mucho a la nación y no porque posea una predisposición genética para el combate. Pienso que estamos ante el mismo factor que impulsa a una mejer panameña a escribir novelas, combatir el cáncer, ser políglota y disertar en las mejores tribunas nacionales e internacionales. Ellos dejan patente que no hay nación sin valores y sin panameños imbuidos de coraje e inteligencia. El panameño no es el canal, ni los megaproyectos, sino la gente que come, hace cultura y también vive de quimeras, de utopías que guían sus pasos.
Quiero decir con todo lo planteado, que Crespo de Britton y Bernal Villalaz poseen un liderazgo ilustrado, saben perfectamente que la lengua no se puede anticipar al cerebro. En nuestro país existen no pocos liderazgos de la emoción, de la coyuntura e incluso algunos de índole mediática que hacen hasta lo inimaginable por aparecer en esa cajita parlante que los sociólogos estadounidenses bautizaron como “la pantalla boba”.
Al final de esta disertación sería demasiado trillado el afirmar que deben ser emulados. Lo suyo es más trascendente, porque estoy seguro que hace tiempo superaron, si es que alguna vez lo padecieron, el infantilismo y egocentrismo de mirarse perpetuados en una efigie de un pelón parque nacional. A propósito, qué triste eso de ser estatua, una criatura pétrea sujeta al viento, la lluvia y una que otra excrecencia de pájaros que no encuentran otro lugar para morar que la pobre testa del infortunado personaje.
En la Fundación Juan Antonio Rodríguez sabemos que este reconocimiento a la Dra. Rosa María Crespo de Britton y al Dr. Miguel Antonio Bernal quizás no revista la solemnidad que se merecen. Pero créanme que lo hemos organizado convencidos que los panameños tenemos que premiar la inteligencia, el liderazgo sano y el quehacer de istmeños que no se doblegan ante las adversidades.
Siendo así, apreciados compatriotas, reciban el cálido abrazo de este grupo de orejanos que desde las provincias de Herrera y Los Santos reconoce sus méritos y, de paso, les agradece el habar nacido en nuestra hamaca ístmica.
...mpr...
Disertación en el Auditorium de la Feria Internacional de Azuero. Villa de Los Santos, 28 de abril de 2010

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