La morenita de
Purio, Eneida Cedeño (1923-2006), es un personaje de la historia musical
istmeña, en su versión de canto de raigambre popular, propia de la modalidad en
la que se canta acompañado del violín y el acordeón. Su voz de soprano marcó
una época, la que transcurre desde los años cuarenta del siglo XX hasta
mediados de la década de los ochenta de esa misma centuria.
En realidad,
sobre los inicios formales de la santeña se sabe poco, porque nacida en los
años veinte su voz no se dio a conocer hasta la década del cuarenta, como queda
dicho. Y su impacto y emulación por otras colegas ha sido de tal magnitud que todavía
en la época contemporánea, muchas cantantes de conjuntos de acordeones aún
creen que se canta como ella, olvidando que esa tesitura de voz corresponde a
Eneida y que las admiradores no tienen que vocalizar de la misma manera.
Deseoso de
conocer un poco más sobre el personaje ha acudido en mi auxilio el testimonio
de Miguel Tejedor (1930), quien a edad temprana le conoció y tuvo el honor de
ser el primer empresario de fiesta que le contrató en la comunidad de El Limón
de Santa María, provincia de Herrera, en julio de 1949. Los detalles de la
entrevista los transcribo a continuación y son lo suficientemente ilustrativos
como para abstenerme de largos apuntamientos. La entrevista se realizó el 29 de
noviembre de 2020.
Afirma el entrevistado.
“Le habla Miguel Tejedor, empezaré hablando de Eneida Cedeño y su primer
contrato para cantar. Tengo el placer de ser el primero en contratar a Eneida
como la mejor cantante típica de Panamá, para cantar los días 28, 29 de julio
de 1949 en El Limón de Santa María. Nos cantó sin micrófono, no teníamos luz
eléctrica. Regresó con nosotros el 28 y 29 de septiembre; allí la contrató Elías
Felipe Villarreal para el 28 de noviembre del mismo año para cantar en el
jardín La Flor del Tamarindo en Ocú.
Les diré cómo
descubrí el talento de Eneida. En una fiesta de Santa Librada, en Las Tablas,
los conjuntos típicos no tenían cantantes; las muchachas bailando cantaban y
cuando se acercaban a los conjuntos seguían sus tonadas. Tomé interés en la voz
de Eneida, le hablé y me invitó a su casa y allí me recibió con su sonrisa
peculiar de ella. Me dijo que sí, que nadie la había contratado nunca y cantar
para ella era lo que le gustaba. Eneida sigue con nosotros y para el 31 de
enero la llevamos con Ítalo Herrera y yo diría que se le abrieron las puertas
para una profesión tan fina, tan linda. La noticia se corrió y Toñito Sáez la
contrató para el conjunto Estudiantina Sáez y Alberto Rodríguez, el cieguito,
formaba parte de su conjunto y fue entonces cuando hizo la pieza Eneida. Muere
Toñito Sáez y Eneida forma parte del conjunto Pluma Negra de Gelo Córdoba. Al
morir Gelo, Eneida pasa a formar parte del conjunto Orgullo Santeño de Dorindo
Cárdenas. Eneida continúa con nosotros, el conjunto nos tocó doce años más con
Dorindo. Eneida se nos fue y nos dejó el cariño que ella sentía por El Limón y
aquella sonrisa que nos dejó. Gracias Eneida”
De lo dicho se
colige que la carrera musical de Eneida se inició formalmente en el mismo año
que se crea el Festival Nacional de La Mejorana, esto es, en 1949. Esos
primeros pininos le dieron confianza e impulsaron la carrera musical de casi
cuatro décadas, período de tiempo que seguramente fue mayor, si tomamos en
consideración la experiencia informal. Toda una proeza para una mujer cuya fortaleza
logra retar los convencionalismos sociales e imponer su personalidad musical.
Ejemplo de feminismo rural, el que, superando limitaciones, ha dado a Panamá hermosas
melodías de la campiña, acompañadas de su saloma pletórica de identidad y orgullo
patrio.
Alberto Rodriguez compone la cumbia "Eneida" por el amor no correspondido que sentía. Alguien me contó jocosamente que Eneida le dio un taconazo en la frente por quererse propasar con ella. De allí el coro "tu amor me está matando".
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