Perote de Las Musas. Parque de Santo
Domingo de Las Tablas
Un
evento regional diferente. En plena temporada veraniega la población se
congrega para reconocer el aporte a la cultura nacional y regional de
consagradas figuras de la zona y del país. Todo al aire libre y con una noche
llena de estrellas. Escritores, cantantes, poetas, folcloristas y músicos
muestran su arte ante un auditorio que valora su esfuerzo y que acude a la
plaza para demostrar con su presencia que el amor a las bellas artes aún tiene
un espacio en sus vidas. El evento toma su nombre (perote) de la romería a las
playas de El Uverito, actividad festiva que en otro momento se realiza en la
Tierra del Perote, Santo Domingo.
Comienza
la fiesta de Momo. Reinas, tronos, culecos, murgas y la región se convierte en
la capital del carnaval panameño. Sin duda el evento más esperado y la
actividad más festiva de la temporada. Ya sea en Ocú, Parita, Chitré, Villa de
Los Santos, Las Tablas, Santo Domingo, San José, Pedasí o Tonosí las
comunidades abren sus puertas al visitante con la calidez que distingue a la
gente de las provincias de Herrera y Los Santos. Mañana y tarde de “culecos”
(mojaderas), noches llenas de carrozas de ensueño. Usted podrá apreciar la
clásica rivalidad entre las tunas de Calle Arriba y Calle Abajo con tonadas
especialmente creadas para la ocasión y con reinas que compiten entre sí, ¡cuál
más hermosa y portadora de donaire!. Especialmente gratificante resulta el
Marte de Carnaval, día dedicado a exaltar la cultura y el folclor nacional.
Además, la proximidad de las ciudades, todas a menos de una hora entre sí,
facilita la comunicación y permite trasladarse con suma facilidad. Nada como el
carnaval para conocer la faceta festiva del panameño que habita la Península de
Azuero
Tuna de Los Callejones, El Carate de Las
Tablas.
Muy próximo a la Ciudad de Las Tablas se
encuentra la comunidad de El Carate, la misma población a la que una vieja y
tradicional pieza de acordeones invita a disfrutar de la vida (“Nos vamos para El Carate a bailar cumbia
no más, tableñita acomódate que ya Ramiro se va”). Sin embargo, para el
carnaval tableño y en pleno martes de carnaval, en El Carate las tardes se
convierten en sabrosa tuna popular. En efecto, por las principales calles y
callejones comunitarios la tuna va regando sus tonadas. Ataviados con vestidos
típicos o sencillamente con un ajuar informal.
Alegría, esplendor y mucho amor a las tradiciones, eso es la Tuna de Los
Callejones, una vuelta o retorno a lo espontáneo del carnaval de antaño. Te
esperamos en El Carate.
Martes de Carnaval en Santo Domingo de
Las Tablas
El
martes de carnaval es por antonomasia el día más importante del carnaval
interiorano y Santo Domingo de Las Tablas el epicentro del amor a las cosas del
terruño. Por eso hay que llegar temprano, porque la actividad se extiende de 5
de la tarde a 8 de la noche y una vez concluya arrancan las festividades
carnestolendas en la cercana Ciudad de Las Tablas. De hecho los tunantes
continúan en la capital santeña el gozo de sentirse portadores de la
panameñidad. Mientras tanto, en Santo Domingo de Las Tablas se dan cita las
mejores empolleradas de la zona que bailan al son del tambor, el acordeón y la
caja.
Lo
trascendente del martes de carnaval en Santo Domingo es percatarse cómo en
torno al parque comunitario el panameño vuelve a disfrutar del carnaval como se
celebraba antaño, sin murgas y a punta de tambor y cantalantes que compiten por
entonar las mejores tonadas santeñas; mientras mayores, jóvenes y niños
disfrutan las expresiones más vernáculas del carnaval panameño.
Romería al Jesús Nazareno de La Atalaya
Varios
días antes de que termine el carnaval y se entierre la sardina, ya algunos
devotos del Jesús Nazareno de La Atalaya caminan hacia la famosa localidad
veragüense. Una numerosa cantidad de peregrinos acuden desde los puntos más
distantes y por los medios de transporte que tienen a su disposición (autos
particulares y de transporte colectivos, bicicletas y motocicletas, caballos,
etc.). Y es que la actividad religiosa representa la transición entre la
profana fiesta de la calle (el carnaval) y el arribo de la actividad sacra
(inicio de la cuaresma). Una vez allí, el romero asiste a la eucaristía y
recibe en su frente la famosa “cruz de ceniza”. Verá a parroquianos que acuden
a pagar su “manda”, tal y como denomina el hombre interiorano al acto de
penitencia con el que agradece al famoso Cristo de La Atalaya los favores que
ha recibido. Las mandas pueden consistir en extenuantes caminatas y exvotos
(ofrendas), así como cualesquiera otra modalidad para saldar su compromiso con
la imagen religiosa.
Al
mismo tiempo y como acontece en los lugares en los que se congrega la
población, un improvisado mercado compite por brindar a los asistentes las
mejores viandas, recuerdos piadosos de la visita al Cristo, estampas religiosas
y otros artículos de uso familiar. Por eso la visita a La Atalaya, además de la
religiosidad que implica, es un escaparate de la cultura del panameño y del
sincretismo sacro-profano que la distingue
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