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31 enero 2013

FEBRERO, CALENDARIO FESTIVO


 
Perote de Las Musas. Parque de Santo Domingo de Las Tablas

Un evento regional diferente. En plena temporada veraniega la población se congrega para reconocer el aporte a la cultura nacional y regional de consagradas figuras de la zona y del país. Todo al aire libre y con una noche llena de estrellas. Escritores, cantantes, poetas, folcloristas y músicos muestran su arte ante un auditorio que valora su esfuerzo y que acude a la plaza para demostrar con su presencia que el amor a las bellas artes aún tiene un espacio en sus vidas. El evento toma su nombre (perote) de la romería a las playas de El Uverito, actividad festiva que en otro momento se realiza en la Tierra del Perote, Santo Domingo.

 Carnavales.

Comienza la fiesta de Momo. Reinas, tronos, culecos, murgas y la región se convierte en la capital del carnaval panameño. Sin duda el evento más esperado y la actividad más festiva de la temporada. Ya sea en Ocú, Parita, Chitré, Villa de Los Santos, Las Tablas, Santo Domingo, San José, Pedasí o Tonosí las comunidades abren sus puertas al visitante con la calidez que distingue a la gente de las provincias de Herrera y Los Santos. Mañana y tarde de “culecos” (mojaderas), noches llenas de carrozas de ensueño. Usted podrá apreciar la clásica rivalidad entre las tunas de Calle Arriba y Calle Abajo con tonadas especialmente creadas para la ocasión y con reinas que compiten entre sí, ¡cuál más hermosa y portadora de donaire!. Especialmente gratificante resulta el Marte de Carnaval, día dedicado a exaltar la cultura y el folclor nacional. Además, la proximidad de las ciudades, todas a menos de una hora entre sí, facilita la comunicación y permite trasladarse con suma facilidad. Nada como el carnaval para conocer la faceta festiva del panameño que habita la Península de Azuero

Tuna de Los Callejones, El Carate de Las Tablas.

Muy próximo a la Ciudad de Las Tablas se encuentra la comunidad de El Carate, la misma población a la que una vieja y tradicional pieza de acordeones invita a disfrutar de la vida (“Nos vamos para El Carate a bailar cumbia no más, tableñita acomódate que ya Ramiro se va”). Sin embargo, para el carnaval tableño y en pleno martes de carnaval, en El Carate las tardes se convierten en sabrosa tuna popular. En efecto, por las principales calles y callejones comunitarios la tuna va regando sus tonadas. Ataviados con vestidos típicos o sencillamente con un ajuar informal.  Alegría, esplendor y mucho amor a las tradiciones, eso es la Tuna de Los Callejones, una vuelta o retorno a lo espontáneo del carnaval de antaño. Te esperamos en El Carate.

Martes de Carnaval en Santo Domingo de Las Tablas

El martes de carnaval es por antonomasia el día más importante del carnaval interiorano y Santo Domingo de Las Tablas el epicentro del amor a las cosas del terruño. Por eso hay que llegar temprano, porque la actividad se extiende de 5 de la tarde a 8 de la noche y una vez concluya arrancan las festividades carnestolendas en la cercana Ciudad de Las Tablas. De hecho los tunantes continúan en la capital santeña el gozo de sentirse portadores de la panameñidad. Mientras tanto, en Santo Domingo de Las Tablas se dan cita las mejores empolleradas de la zona que bailan al son del tambor, el acordeón y la caja.
Lo trascendente del martes de carnaval en Santo Domingo es percatarse cómo en torno al parque comunitario el panameño vuelve a disfrutar del carnaval como se celebraba antaño, sin murgas y a punta de tambor y cantalantes que compiten por entonar las mejores tonadas santeñas; mientras mayores, jóvenes y niños disfrutan las expresiones más vernáculas del carnaval panameño.
 
 
Romería al Jesús Nazareno de La Atalaya

Varios días antes de que termine el carnaval y se entierre la sardina, ya algunos devotos del Jesús Nazareno de La Atalaya caminan hacia la famosa localidad veragüense. Una numerosa cantidad de peregrinos acuden desde los puntos más distantes y por los medios de transporte que tienen a su disposición (autos particulares y de transporte colectivos, bicicletas y motocicletas, caballos, etc.). Y es que la actividad religiosa representa la transición entre la profana fiesta de la calle (el carnaval) y el arribo de la actividad sacra (inicio de la cuaresma). Una vez allí, el romero asiste a la eucaristía y recibe en su frente la famosa “cruz de ceniza”. Verá a parroquianos que acuden a pagar su “manda”, tal y como denomina el hombre interiorano al acto de penitencia con el que agradece al famoso Cristo de La Atalaya los favores que ha recibido. Las mandas pueden consistir en extenuantes caminatas y exvotos (ofrendas), así como cualesquiera otra modalidad para saldar su compromiso con la imagen religiosa.
Al mismo tiempo y como acontece en los lugares en los que se congrega la población, un improvisado mercado compite por brindar a los asistentes las mejores viandas, recuerdos piadosos de la visita al Cristo, estampas religiosas y otros artículos de uso familiar. Por eso la visita a La Atalaya, además de la religiosidad que implica, es un escaparate de la cultura del panameño y del sincretismo sacro-profano que la distingue

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