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15 diciembre 2021

AGÜITA DE COCO

 


En una de sus memorables canciones, la santeña Margarita Henríquez, habla de agüita de coco. Y en eso pensé, precisamente, al enterarme de la incorporación de la Danza del Corpus Christi a la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La noticia es de lo más refrescante en una nación ahíta de mensajes desmoralizadores, con tanta mina impía y delincuencia de cuello blanco.

Los panameños somos la danza folklórica, el reconocimiento habla de lo que realmente encarnamos y de lo que soñamos con ser. Porque las quimeras son buenas, y son el antecedente de lo que hemos de edificar. Al fin se hace justicia a la cultura religiosa y pagana, a esa eucaristía que es más que ostias consagradas, porque es el abrazo entre lo sacro y lo profano, rostros de la misma moneda de nuestra identidad cultural. Y la noticia arriba en el Bicentenario de la Independencia de Panamá de España, como si alguna ignota fuerza espiritual quisiera reconocernos tantos siglos de celebrar con la danza la comunión entre religión y cultura orejana.

Y en la centenaria Villa de Los Santos estamos contentos, agradecidos, también de la labor de Aristides Burgos Villarreal y de todos los que, en el relevo generacional, integran la agrupación cultural que él preside, manteniendo y divulgando las danzas del Corpus Christi en la Villa de Los Santos. Pero en la realidad histórica, en lo profundo de la manifestación cultural, el logro es para el pueblo llano - el verdadero protagonista- que siente, con razón, que los bailes forman parte de su vida; porque ese sentimiento, anónimo, pero colectivo, es la cuna en la que se mece la manifestación que la UNESCO reconoce. ¡Ah gente tan hermosa la nuestra!

La emoción es mucha. Anoche dormí como nunca y soñé con diablicos y castañuelas. Allí estaba El Torito en la dehesa y desde el potrero se tomó la plaza, recorrió las calles y se introdujo en plena eucaristía, para que el cura aplaudiera desde el presbiterio, junto a la diablada eufórica y un auditorio que hacía suyo el regocijo colectivo. Y yo desperté sonriente, escuchando en la distancia el eco sonoro de las campanas del templo a San Atanasio.

.......mpr...

En las faldas de cerro El Barco, Villa de Los Santos, a 15 de diciembre de 2021

 


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