¿Cómo se trasladaban de un
lugar a otro los antiguos habitantes de Herrera y Los Santos y cómo se han comunicado
a través del tiempo?. Este es un interrogante al que en un espacio tan reducido
sólo podemos responder enfatizando algunos aspectos.
Lo primero que debemos indicar
es que al arribar los españoles a la región era escaso el nivel de desarrollo
del transporte, y en general de los medios de comunicación que poseían los
indígenas. Por ejemplo, si hemos de creer a las Crónicas y Relaciones de los viajes que nos dejaron los españoles,
los tibas o caciques eran trasladados de un lugar a otro en hamacas;
utilizando para ello una docena de indios robustos que siempre estaban disponibles
para trasladar al cacique. La hamaca pendía de un palo largo, colocado uno a
cada extremo de tan original medio de transporte. Así lo señala la siempre recordada
Dra. Reina Torres de Arauz en Natá Prehispánico.
En esas mismas crónicas de la
conquista, existen algunas referencias a las canoas, "que son los navíos de los indios", de acuerdo a la expresión
de los hispánicos. De modo que podemos convencernos que por aquellas calendas
el transporte estaba supeditado al uso de la fuerza humana y a las limitadas
facilidades fluviales de la zona.
Los medios de comunicación
entre los poblados aborígenes no iban más allá del uso de mensajeros que tenían
la responsabilidad de la fiel reproducción del recado. El medio de locomoción
dependía del propio hombre, porque hay que recordar que el caballo no fue
introducido en nuestra región peninsular hasta el siglo XVI, concretamente en
el año 1516. Demás está decir que la llama, la vicuña y la alpaca eran impropias
de una región de sabana como la de Azuero.
En este mismo período se
destaca el uso bélico de tambores y pífanos (flautas de tono agudo) con las
cuales los indígenas trataban de infundir temor al enemigo y cohesionar a su
grupo. Esta alusión en la Relación de Gaspar de Espinosa es importante porque
confirma que los aborígenes aprovechaban recursos naturales (caracoles
gigantes, por ejemplo) con los que emitían sonidos que de acuerdo con su
intensidad y modalidad, representaban códigos sonoros de comunicación. Al
respecto, no deja de despertar nuestra curiosidad sólo el pensar en la
modalidad de música que pudieron disfrutar nuestros remotos antepasados.
Sin duda en estas lejanas
centurias el indígena también debió disponer de alguna red de comunicación terrestre.
Me refiero a la existencia de rústicos caminos y veredas que sentaron la base
para el intercambio comercial que con posterioridad instauraron los hispánicos;
ya que desde tiempos anteriores a los españoles los indígenas de aquellos años
habían hecho de la costa su hábitat predilecto. Desafortunadamente son escasas
las referencias sobre este tema.
Hay que recodar que desde el
siglo XVI el caballo fue el medio de transporte por excelencia. Ese período se
extendió hasta mediados del siglo XX; lo que supune una hegemonía de los
equinos por un período no menor de cuatrocientos años. En ese importante
momento de nuestra historia, tanto el ganado caballar como vacuno, pasaron a
tener un significado más trascendente que el de medio de transporte; las vacas
y los caballos se constituyeron en un símbolo de riqueza y prestigio.
Generalmente la importancia de las personas se medía, no por los méritos
propios, sino por el número de toretes y el tipo de caballos que se lucía en
las fiestas taurinas.
Hacia el siglo XIX se inicia la
revolución del transporte y las comunicaciones, hecho que tuvo su mayor énfasis
en la vigésima centuria. El decimonono fue el siglo de los veleros, los coches
tirados por caballos, el telégrafo y la carreta. Los barcos de cabotaje partían
de puertos santeños como Búcaro, Mensabé y Guararé o de rías herreranas como la
del Piñolarito. Producto de esa época aún resuenan en el oído los románticos
nombres de barcos como: La Delia, El Fernando Oller, La Catalina, El Misterio,
La Niña, El Canajagua y La Victoria.
Además de los caballos y los
barcos, una mención especial ha de hacerse al recordar a la carreta como medio
de transporte. Introducida probablemente en la década del ochenta del siglo
pasado, ella resume en sí todo el esfuerzo de los hombres que sentaron las
bases de la sociedad orejana. La carreta estuvo ligada a la época dorada de los
alambiques y al traslado de mercancías de los puertos a las principales
poblaciones de Herrera y Los Santos; así como del acarreo de los productos
nativos que por la vía marítima llegaban a la zona de tránsito.
A finales del siglo XIX y
principios del XX l se hizo sentir el telégrafo; medio de comunicación que
luego fue llevado a primer plano por la administración Porras Barahona. En
efecto, con el gobierno del Caudillo Tableño se produce toda una revolución
copernicana en los medios de comunicación y transporte regionales; particularmente
con la construcción de carreteras, la principal de las cuales comunica a la
región con la capital de la república y saca a la Península del aislamiento
relativo que representaron los barcos. Para el transporte marino el impacto de la vía
terrestre fue tan devastador que los motoveleros desaparecieron en los años
cuarenta.
Los años veinte también fueron
importantes por la introducción de los automóviles, la llegada de los primeros
aeroplanos y la puesta en circulación del periódico El Eco Herrerano. Los
autos, aviones y la carretera no sólo dieron un golpe de muerte a los barcos,
como ya hemos indicado, sino que representaron un banderillazo fatal para las
carretas. A tal grado que a finales de los años cuarenta el rústico medio de
transporte comienza a verse como objeto folklórico en festividades como la del
Primer Centenario del Distrito de Chitré (1948) y la celebración del Festival
de la Mejorana en Guararé (1949).
Durante estos años la reverencia que se le
tuvo a las carretas se trueca en adoración por los famosos autos "cola de
pato" y las camionetas que comunicaban a los pueblos de Azuero con la Ciudad
de Panamá. La música típica de acordeones ha sabido recoger esas vivencias en
hermosas canciones ("...y la guarareña, ya se va y la chitreana, ya se
va..."). Otra interesante faceta en este mundo del transporte, esta vez
colectivo, son la conocidas "chivas gallineras", medio que dio paso a
los "busitos" y que condujo a las modernas líneas de transporte de
rutas, tanto a lo interno de la región como hacia otras zonas del país.
El transporte aéreo tuvo su época de oro en
los años cincuenta y sesenta cuando laboraron líneas aéreas como Transporte
Aéreo Santeño (TAS), en la ruta Guararé-Tonosí. Previamente, en el año 1949,
también inicia labores, entre Chitré y Panamá, la compañía de transporte aéreo
conocida como "Chitreana de Aviación", que fundara Alonso Valderrama.
Medios de comunicación como la
radio tuvieron sus antecedentes en los años veinte cuando municipios como el de
Las Tablas establecen partidas para instalar antenas que facilitaran la
recepción en nuestros poblados. Pero sin duda es en Chitré en donde se
establece la primera emisora radial (Radio Provincias) y luego, en la capital
santeña, la conocida Ondas del Canajagua.
En el año 1960 la población se ve conmocionada
por la llegada a la zona de los primeros televisores y la reparación de la carretera
Divisa-Las Tablas. Un hecho relevante, una década después, lo representa la
popularización del teléfono en las residencias, así como en los poblados más
apartados.
Un paso trascendental de la
época contemporánea lo constituye la incorporación de la región a la red
mundial de INTERNET; hecho que se produce gracias a la iniciativa de la
Universidad Tecnológica, la Universidad Santa María La Antigua y la
Universidad de Panamá. Fotocopiadores, computadoras y facsímiles ya son de uso
público.
La informática ha tocado a la
puerta de la sociedad orejana y el Siglo XXI será testigo de una revolución del
transporte y las comunicaciones cuya magnitud,
a inicio del mismo, apenas si podemos avizorar.
……mpr…
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De Veraguas las vías de la comunicacion
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