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25 septiembre 2021

ARRIBO A GUARARÉ, MERCEDES

 

Arribo a Guararé y allí estás; miro el templo y bajo su alero te encuentras, porque no hay guarareño que no te idolatre y tiemble de emoción al verte pasar en procesión, Mercedes. El palio te cubre y bajo él nos cobijamos todos. Ya sé, Virgen de Las Mercedes, que eres advocación mariana y que tu rostro maternal ha sido el consuelo de miles de guarareños. Que eres nuestra Patrona, quién lo duda; porque aprendimos a amarte con los guiños nocturnos del volador de eco sonoro, el arpegio de la mejorana campesina, los cánticos religiosos y el aroma a incienso de la eucaristía dominical.

¡Y te debemos tanto, Mercedes!, más allá de la emoción religiosa y el cuenco liberador de la identidad nacional. Contigo todos somos uno, la unidad del guarareño, la fuerza que transita por el mundo y el corazón que late frenéticamente cada 23 y 24 de septiembre.

En septiembre la cita es contigo, con la tradición vernácula y la eucaristía festiva, en ese abrazo del Festival, en la indestructible mancuerna de lo sacro y lo pagano, de la alegría y la congoja, del gozo celestial y la debilidad de la carne.

Me voy de Guararé y sigues conmigo, como soplo divino que alienta y reconforta el espíritu. Regreso al poblado y allí estás, Mercedes, para que el guarareñismo no muera y la vida sea flor campesina, marisma, brisa marinera y regocijo de hombre sabanero.

© m.pinzon.r 

En las faldas de cerro El Barco, a 23 de septiembre de 2020.



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