En los años veinte del siglo
vigésimo muchas cosas acontecen en Guararé. Sabemos que en ese momento ejerce
como maestro de escuela primaria el educador Manuel Fernando de Las Mercedes
Zárate. Se construye la carretera de Porras y los barcos aún desempeñan un
papel relevante en la comunicación marítima con la capital de la república;
aunque años después el declive se acentúa y los navíos van desapareciendo como medio
de transporte.
Los caminos que comunican con el
puerto de Guararé bullen de carretas que transportan personas y mercancías.
Precisamente, en la ruta de Las Tablas hacia la costa guarareña, algunas aldeas
toman fuerza y crecen. Tales los casos de Bella Vista (entonces llamada El
Potrero), La Pacheca y La Enea. En Bella Vista ya existen algunas casas
diseminadas por la llanería y se ha configurado lo que después será la
carretera central de Bella Vista, la misma que con posterioridad se denominará
Avenida Alejandro Pinzón Jaén.
En la fecha nace en Guararé una niña
que el cura Ubaldino Córdoba llamará Jacinta Rosa Iturrado. Las aguas bautismales
las recibe el 28 de ese mismo mes de enero, aunque ella había nacido el 23 del
primer mes del año. Del acontecimiento se deja constancia en el libro de
nacimientos de la parroquia guarareña. Allí se lee en el registro de la página 5
y en la partida 1463:
“En la parroquia de Guararé, a veintiocho
de enero de mil novecientos veintitrés, yo el Cura bauticé solemnemente una
niña que nació el veintitrés del actual, hija natural de Catalina Iturrado, a
quien puse por nombre Jacinta Rosa. Abuelos maternos Manuel Iturrado y Antonia
Araba. Fueron padrinos Avelino Iturrado y Flora María Dorinda Iturrado, á
quienes advertí sus obligaciones y parentesco.
Conste,
Ubaldino Córdoba
Pbro.”
En lo sucesivo y hasta su madurez
la niña bautizada será más conocida como Rosa Iturralde y llegado el momento se
une en matrimonio a Leandro Bravo Díaz, unión de la que nacieron cinco hijos: Leandro
Bravo Iturralde, Gloria Mélida, Gloria Neris, Rebeca Rosa y Rosa Rebeca Bravo
Iturralde.
De todo aquello ha pasado mucho
tiempo y la señora Rosa cumplirá 100 años, ahora es centenaria y disfruta el cumplir
el siglo de existencia. Y lo hace junto a otros coterráneos que en el poblado
ya suman años y años, como el caso de Lidia Mendieta Nieto (1921), así como
Dimas Díaz (1925) y su octogenario hermano -Idaldo Díaz (Dilde)- que a su edad
aún maneja bicicleta. Muy llamativo, porque en un área geográfica de aproximadamente
un kilómetro lineal viven varias personas de avanzada edad, lo que habla de la
longevidad de la generación que comentamos.
En verdad es como para ponderar
el aporte de Rosa y Leandro, al forjar una familia honrada y laboriosa. Sí, yo
recuerdo a Rosa dinámica y hacendosa recorriendo el poblado, con esa chispa de
mujer emprendedora que no se deja amilanar. Y, lo más hermoso, todo ello
realizado en la forma responsable propia de los bellavisteños de los años
cincuenta, sesenta y demás décadas hasta arribar a los años actuales cuando Rosa,
al mirar a la familia, con sus 100 años, ha de sentir que valió la pena el
esfuerzo de hacer y vivir la vida.
.......mpr...
En las faldas de cerro El Barco,
Villa de Los Santos, a 14 de enero de 2023.
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