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19 agosto 2009

PASTORAL CRISTIANA Y CÁRCEL PÚBLICA DE CHITRÉ

Por la deferencia del Dr. Julio Vicente Suárez Matiz he tenido la oportunidad de leer la investigación realizada por un grupo de valiosos chitreanos sobre las condiciones de vida en que se encuentran los reclusos de la Cárcel Pública de Chitré. Al respecto, debo señalar que la misma me ha impresionado gratamente, ya que representa un aporte al conocimiento de una temática que no siempre es analizada con la rigurosidad que se merece.
Reconforta saber que el grupo que integra la Pastoral Carcelaria de la Iglesia Católica no se contenta con desarrollar sólo un asistencialismo social, sino que realiza esfuerzos para comprender de manera científica lo que acontece en el seno de la cárcel herrerana. Sin duda el enfoque es correcto al realizar una encuesta que demuestra el influjo de las condiciones de tipo socioeconómica sobre el privado de libertad.
El trabajo debe ser comprendido en dos momentos que están dialécticamente ligados. En primera instancia se destaca el esfuerzo analítico para desentrañar la madeja de relaciones sociales que conducen a una práctica de tipo delincuencial. En este punto sale a relucir el influjo del núcleo familiar, así como el entorno en que crecen aquellos que optan por la violación de los convencionalismos sociales y las normas de convivencia que caracterizan a una sociedad civilizada. No pocos aportes importantes logran en la investigación al establecer por vez primera un perfil de los hombres y mujeres que se encuentran en la cárcel chitreana.
Pienso que el segundo aspecto significativo de la investigación, que se desprende y aparece vinculado con el anterior enfoque, viene a representarlo la denuncia social que deja traslucir la lectura. En verdad, las cifras dibujan una situación que se ha vuelto insostenible, tanto para los privados de libertad, como para la propia sociedad chitreana que cada día ve aparecer nuevos indicadores que apuntan hacia una creciente descomposición social.
Al decir de un sociólogo, si un problema sólo existe cuando logramos su problematización, entonces el esfuerzo de los investigadores tiene el mérito de convertirse en una clarinada para una sociedad que no escucha los clamores de quienes no nacieron delincuentes, sino que son el producto de nuestra propia desidia ciudadana.
He aquí un trabajo que debe ser divulgado, discutido por las autoridades a quienes le compete y retomado por la sociedad civil, para que entre todos encontremos los senderos de las soluciones. Entonces y sólo entonces la investigación habrá logrado la finalidad que guió a la Pastoral Carcelaria. A saber, despertar nuestra escurridiza conciencia ciudadana, ya que el combate a la delincuencia es una labor de todos.

....mpr...
29/III/2008

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