En el año 1992 publiqué un libro sobre la
historia de la educación que titulé La
Instrucción Pública en la Región de Azuero. Producto de nuestras pesquisas
por el decimonono e inicio del siglo XX, la labor de dos educadores atrajo mi atención. Me refiero a los casos de Liberato
Trujillo y José de la Rosa Poveda, ambos ligados a las labores docentes en las
tierras del Tijera y el Canajagua.
Desde entonces he intentado
-no siempre con éxito-, develar y precisar el aporte de dichos educadores a
nuestra región. Fundados en informaciones que hemos logrado recopilar, sabemos
que hasta la década del setenta de la actual centuria sus nombres honraron a
dos centros escolares del nivel primario: la Escuela El Cocal y la de El
Sesteadero, localizadas en la jurisdicción administrativa del distrito tableño.
Centros educativos que por razones que desconozco fueron despojados de los
nombres de tan meritorios instructores.
Intentando ser respetuoso con
el quehacer educativo de éstos educadores, pretendemos conocer algo de sus
biografías y comprenderlos en el contexto sociológico e histórico que vivieron.
Lo que sigue es apenas una primera e inconclusa aproximación al logro de ese
objetivo.
La
época que les correspondió vivir
Poveda y Trujillo nacieron a
mediados del siglo XIX cuando en el Panamá colombiano el liberalismo intentaba
afianzar sus raíces. Época preñada de todo tipo de asonadas en un Departamento
que se distinguió por la zozobra administrativa.
En un contexto como el
indicado, la doctrina liberal se hizo sentir a través de hombres como Buenaventura
Correoso, general istmeño que contribuyó de manera notable al avance de la
educación. El ilustre impulsor de la instrucción pública fundó en nuestro país
la Escuela Normal Nacional de Varones; centro normalista que logró graduar a 56
maestros en el período comprendido entre los años 1872-1885. Entre los
indicados educadores están Trujillo y Poveda, maestros que egresan en los años
1879 y 1881, respectivamente. Otros azuerenses igualmente graduados en la
referida escuela fueron: Agustín Almengor (1876), Miguel Alba (1879), Francisco
Henríquez (1879), Marcelino Villalaz (1881) y José M. Huertas (1884).
Noticias de la época nos
informan que por aquellas calendas la educación en Azuero fue incierta y estuvo
en manos de instructores que carecían de formación pedagógica; limitación que
no les impidió superar escollos que aún hoy nos parecen insalvables. Tales
fueron los casos de Nemesio Medina, Isauro Borrero, Pedro Ríos, José
Encarnación y su esposa Isabel de Brandao, entre otros.
Liberato
Trujillo, el educador de Vallerriquito de Las Tablas
El educador Liberato Trujillo
Domínguez nació en Vallerriquito de Las Tablas el 13 de febrero de 1859. Se
recibió de Maestro de Escuela Superior el 28 de febrero de 1879, es decir, a los
veinte años de edad. Sabemos de buena fuente que Trujillo pudo estudiar
magisterio gracias a las gestiones del General Correoso.
Inicialmente Trujillo estuvo
laborando en Ocú, población en la que contrajo primeras nupcias.
Posteriormente fija su residencia en Las Tablas en donde labora y vuelve a
casarse. Ello no le impidió que también ejerciera su apostolado en la comunidad
chitreana.
Como hemos indicado, Trujillo
fue uno de los seis maestros de la promoción de la Escuela Normal Nacional de
Varones que recibió el título para impartir clases en los grados superiores de
las escuelas primarias; a diferencia de los restantes que se recibieron de
Maestros de Escuela Elemental. Estos últimos estaban capacitados para atender
a los alumnos de los primeros grados.
Varias generaciones de
santeños y herreranos de inicio de siglo supieron de su consagración como
educador. A los 85 años de edad, el 12 de mayo de 1944, falleció y fue
sepultado en la Ciudad de Las Tablas.
José de la Rosa
Poveda Franco, un educador olvidado
No he podido determinar con
precisión cuándo y dónde nació José de la Rosa Poveda. Por el momento puedo
indicar que una placa colocada en un obelisco que reposa en el panteón tableño
señala al año 1864 como el correspondiente a su nacimiento y a 1918 como el año
en que fallece. En cambio, se ha podido determinar que este último año es
incorrecto. Revisando los Archivos Parroquiales de la Ciudad de Las Tablas
(Libro de Defunciones 1904-1920, página 276, partida # 3) se indica que Poveda
falleció el 9 de enero de 1917, siendo hijo de Juan de Dios Poveda y Natividad
Franco. En dicho documento se deja constancia que el educador Poveda estuvo
casado con Teodosia Carrera (?). Según recuerdos de algunos de sus
descendientes era nativo de algún Departamento de Colombia, información que no
hemos logrado confirmar.
Otras fuentes históricas nos
confirman que en los años ochenta del siglo XIX conoció en Guararé a Bibiana
Pérez, con quien tuvo tres hijas. En el año 1888 lo encontramos impartiendo
clases en la Escuela de Varones de este mismo poblado. A juzgar por la fecha de
nacimiento de su primera hija (Leovigilda Poveda, 17/V/1882) y el año en que se
recibe de maestro (1881), en Guararé tuvo una de sus primeras experiencias como
maestro de escuela.
Los escritos de su autoría que
he consultado dejan traslucir a un educador de una formación poco corriente en
la región en la que ejerció su vida profesional. Así puede deducirse de algunos
informes del año 1908 que Poveda remitía a la Secretaría de Instrucción Pública
en su calidad de Inspector Provincial de Instrucción Pública y Estadística de
Los Santos. Otro hecho que lo corrobora son sus participaciones en las
Asambleas Pedagógicas que se efectuaron al inicio del siglo XX.
Creo que una prolija y
profunda investigación sobre la vida de estos dos educadores podría aportar
mayores luces sobre la contribución realizada por ellos a la educación
peninsular. Contentémonos, por ahora, con estos inconclusos apuntes biográficos
sobre los educadores que son objeto de nuestra atención. Nos queda, eso sí, la
certeza de que la gestión docente de Trujillo y Poveda resulta ilustrativa de
la necesidad de hacer justicia a tantos educadores que han quedado olvidados y
esperando -muchos de ellos en la soledad de sus sepulcros-, la puesta en valor
de unas vidas consagradas a la educación nacional.
..*.....
"La reciente pasada
guerra civil con el cortejo de todos sus horrores convirtió nuestras escuelas
en campos de desolación. Basta recordar que al llegar una guarnición á un
pueblo la casa que tomaba para cuartel era la escuela. La soldadesca, que en
todas partes se distingue por el espíritu de destrucción, redujo á fragmentos
el mobiliario, aplicándolo como combustible en la mayoría de los casos. Como consecuencia
de maldad tanta, los locales convertidos quedaron en pocilgas y mobiliario en
cenizas. Mucho han hecho nuestros Municipios por reparar ese mal, pero sin
conseguir resultados satisfactorios, debido á la escasez de sus rentas.
Debo, pues, hacer constar que
la mayoría de las escuelas carecen de mobiliario adecuado y suficiente. Hoy,
que corre de cargo de la Nación ese gasto, hay fundada esperanza para una
pronta reparación".
José de la Rosa Poveda, Las Tablas 30 de
mayo de 1908
Alipio Liberato Trujillo era mi abuelo. Mi tía Beatriz Trujillo (QEPD), su hija mayor, siempre nos contó que fue el primer maestro en ejercer en Las Tablas. Contaba anécdotas que recuerda, como que mi abuelo se sentaba con Belisario Porras en el portal de nuestra antigua casa en la calle Pablo Arosemena, en Las Tablas. La escuela de El Cocal llevó su nombre por unos años.
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