La presencia del negro colonial tiene no menos de 400 años en la zona peninsular y, aún hoy, mestizado, asoma en el rostro de las personas, música y danzas. Hablo del colonial y no del de ascendencia antillana que arriba a Panamá 300 años después del nuestro, procedente de algunas islas del Caribe, en donde ya residía por el mismo período de tiempo, lo que hace suponer que también vivía bajo el influjo del mestizaje colonial. Sin duda ha de ser así, porque ningún grupo puede vivir siglos desconectado de la cultura hegemónica. Siempre hay en la sociedad un reflujo, un ir y venir, no excento de préstamos culturales.
Lo anterior explica, en lo referente al peninsular negro colonial, el por qué éste ha sido asimilado a la orejana cultura azuerense y su visión de mundo occidental se corresponde con su experiencia histórica, al margen de que la negritud aflore en algunas expresiones culturales, como queda dicho.
Por ejemplo, en Azuero no hay rastro de un vestido que el negro colonial pueda reconocer como propio, porque se produjo una fusión con lo hispánico e indígena y en su estructura mental se percibe como otro campesino de la sabana peninsular. Algunos bailes son prueba fehaciente, tanto como los instrumentos de grupos musicales, los que forman parte de un componente integral y armónico.
De lo dicho se colige que el recordar la presencia del negro en la zona no puede mirarse bajo un mismo racero. La historia y la evolución cultural así lo demuestra, porque se puede hablar de un lejano ancestro común, pero no del mismo hombre cultural que evolucionó hacia otros estadios de desarrollo. Ni más ni menos que lo aconteció, también, con el campesino hispánico-indígena.
Así las cosas, enseñemos a las juventudes peninsulares la historia real, aquella de las cuales debemos sentirnos orgullosos -con herencia hispano-negro-indígena- y evitemos las celebraciones por las celebraciones mismas, reconociendo lo que verdaderamente somos: una nación multiétnica, la patria de Bayano, Urracá y Porras.
21/V/2022.
Exactamente, es lo que con orgullo orejano somos, saludos y bendiciones, me encantan sus publicaciones.
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