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08 mayo 2024

SOBRE LA PASADA CAMPAÑA POLÍTICA EN AZUERO

 


El balance de la pasada elección (5/V/2024), en lo que concierne a la península de Azuero, digo las provincias de Herrera y Los Santos, añade poco o casi nada a la historia política de la región. Una que otra figura nueva, pero que no trastoca en lo más mínimo lo que ya sabemos sobre la lucha por el poder en la tierra de Ofelia Hooper Polo y Belisario Porras Barahona.

El meollo de este asunto está contenido en mi investigación “Gamonalismo político en la región de Azuero”, la que puedes leer en www.sociologiadeazuero.net, aporte que recoge lo acontecido desde la década del cuarenta del siglo XIX hasta los tiempos actuales. Y allí queda claro que la región ha sido controlada políticamente por unas cuantas familias, varían los nombres, pero en esencia la hegemonía se mantiene por un miembro familiar o por interpuesta persona. Claro que ocasionalmente asoma su rostro otro personaje, el que siempre sucumbe ante el empuje de gamonales o caciques más conspicuos.

Pareciera que tales familias prestan transitoriamente el puesto, como para hacer válido el rejuego político; y digo el puesto, porque conservan el poder económico que siempre termina imponiéndose. Si me pides un ejemplo, habría que mencionar la familia Varela que mantiene su feudo político desde los años treinta del siglo XX. Y todo es comprensible, porque en esa zona de Herrera la caña de azúcar siempre ha sido algo más que guarapo. En los otros casos, en ausencia del poder crematístico, pesa más el hábito, la costumbre, una pizca de educación y la tradición.

En realidad, la clase política peninsular nunca ha tenido un proyecto de desarrollo colectivo ni mucho menos una ideología que guíe sus pasos. En consecuencia, se ha forjado una cultura de la dependencia política, la venta y compra de votos y todo un conjunto de triquiñuelas pueblerinas. Para el escribiente, no sé si para el lector, el submundo de esa disputa electoral viene a estar representado por la bandera izada en el palo de mango, porque a eso se reduce la contienda política peninsular, a la efímera ilusión de que algo va a cambiar e incluso a riñas populares por un poder que no les pertenece.

De lo dicho se colige que el cambio no será fácil, porque los gamonales intentan que sus vástagos sean los herederos de su legado político. Ellos traspasan esa cohorte de la alienación social a los nuevos amos y señores.

Todo esto es lo que observo desde mi mirador sociológico, lamentando que acá todo pase y nada cambie, porque en el siglo XXI la política es mera forma y poco contenido, otra expresión de lo que ya vivimos en la primera mitad de la vigésima centuria.

…….mpr…

 

 


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