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02 junio 2022

LOS ARCHIVOS PARROQUIALES Y LA HISTORIA PENINSULAR.

 

Estudiar la sociedad supone darle una mirada desde diferentes ángulos: el económico, cultural, político, social, ambiental e histórico. Y analizar las manifestaciones contemporáneas exige no confundir las consecuencias con las causas, y para ello no hay nada tan relevante como incursionar en los orígenes de los grupos humanos que pueblan una región o país

En el caso que nos ocupa esa zona o región es la península de Azuero y el hombre que la habita, independiente que le llamemos santeño, herrerano, peninsular, orejano o azuerense. Sin embargo, la tarea se ve obstaculizada por la falta de fuentes documentales, porque en el pasado no hubo preocupación por colocar en blanco y negro los sucesos, estadísticas y testimonios biográficos de las mentes más preclaras de la región. Algo de ello aparece en la segunda mitad del siglo XIX y se hace más patente en la vigésima centuria.

El período precedente, el que corresponde a la colonia, aún está pendiente por esclarecer y asoma su rostro en las crónicas, no siempre fiables, de los siglos XVI, XVII Y XVIII. Sin embargo, acude en nuestro auxilio la existencia de los archivos parroquiales. Los documentos que contienen relatos en donde los curas registran bautismos, matrimonios y defunciones. Y en donde, además, encontramos informes que los obispos redactaron en sus visitas pastorales.

Tener acceso a tales escritos permite leer, indirectamente, la estratificación social, con sus referencias a cruces grandes, chicas y entierro de limosna. El asunto del poder político, económico y religioso es otra temática que se desprende de tales referencias documentales, así como sobre las familias que ocupaban puestos burocráticos y que entraban en alianzas matrimoniales para sostener las prerrogativas sociales.

Algunos de los presbíteros, por ejemplo, procedían de tales alianzas familiares en las que se entrecruzan el poder terrenal y el divino. Ello es patente en las composiciones de las cofradías; las asociaciones que la Iglesia católica avalaba con fines piadosos y que administraban los bienes de una figura religiosa, la de la virgen del Carmen, por ejemplo.

Los archivos parroquiales son valiosos auxiliares en la reconstrucción de la sociedad colonial, de unión a Colombia y aún del período republicano. Con ellos es posible asumir estudios genealógicos y tener una idea aproximada de la composición de diversas familias, así como de sus nexos regionales y relevancia social.

De lo planteado se colige que es imperioso la preservación de los archivos parroquiales que con tanto celo ha conservado la Iglesia católica desde el siglo XVIII. Allí está registrada la vida de nuestra población, datos históricos que son fundamentales para comprender nuestros orígenes como grupo humano. Adentrarse en la lectura de ellos es abrir la puerta a un mundo fascinante, cuyo embrujo cautiva al investigador, quien sentado frente a los añejos pergaminos logra auscultar los antiguos caminos por donde transitaron nuestros antepasados.

…….mpr…

1/VI/2022


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