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04 mayo 2024

ORIGEN Y TRAGEDIA DE LA POLÍTICA PENINSULAR


Durante muchos años he estudiado las expresiones político-partidistas de quienes participan en la contienda por el poder en Azuero. El último de tales trabajos puedes leerlo bajo el título de “Gamonalismo político en la región de Azuero”. Allí dejo plasmado lo acontecido desde los años treinta del siglo XIX hasta la última elección.

Lo que encuentro es que hemos estado bajo el dominio político de algunas familias, que se han turnado ocupando puestos públicos, en especial, en los atinente a las diputaciones provinciales, aunque no han faltado aquellos que han ocupado el solio presidencial. También advierto, que después de los conflictos ideológicos del siglo XIX y principios del XX, la ideología ha sido un cascarón , un pendón para ondearlo, pero no para ponerlo en práctica. En todo caso no supera la bandera colocada en la cima del palo de mango.

Por su parte, la base social que elige no responde a proyecto alguno, porque la cultura política se basa en prebendas y compadrazgo. Aunque ello no es nuevo, porque se origina en la colonia y el control ejercido desde los principales pueblos -Villa de Los Santos, Parita, Pesé, Ocú y Las Tablas- en donde residen los caciques o gamonales de aldea que mueven los hilos del poder a su antojo, en componenda con el poder real que se asienta en la ciudad de Panamá.

Debo afirmar que, con la independencia, el Grito Santeño y la separación de Colombia, no varió ese mundo de la hegemonía comarcal. Acá las nuevas ideologías que arribaron a la zona de tránsito, en las primeras décadas del siglo XX, no tuvieron gran arraigo, entre otros motivos porque los partidos políticos fueron una mera extensión de los citadinos. Es más, la clase media regional, que luego surge de comercios y de universidades, no tiene autonomía política y es un mero reflejo de la radicada en la ciudad de Panamá.

En el fondo existe una población numéricamente escasa, con relaciones primarias que maniata la independencia política, la que queda sujeta a esa misma relación primaria del candidato que es hermano, primo, ahijado, compadre, etc. Por este motivo no cuentan los proyectos colectivos, ideológicos ni de sentido de partido político.

En una cultura de este jaez es difícil pensar en país, porque tales proyectos nacionales chocan con esta muralla de relaciones sociales campesinas en donde la lucha por el poder político se mueve en otras aguas. Lo que explica el surgimiento de diputados, alcaldes y representantes de corregimientos que no pocas veces carecen de formación y no tienen un perfil político a tono con la era moderna.

Para decirlo de manera concisa, el hombre azuerense, como el interiorano en general, vota en el siglo XXI, pero con criterios de la centuria anterior e incluso de la decimonónica y aún de la colonia. Con razón los llamados contemporáneos a una mayor conciencia, la mayoría de las veces, caen en saco roto y naufragan en elecciones que deberían promover saludables cambios sociales, pero que solo reproducen estructuras viejas y ya superadas.

Sí amigo, así estamos y andamos por esta hermosa península nuestra, la que de tiempo en tiempo pare seres luminosos, pero que políticamente mora en las sombras.

…….mpr…

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