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16 septiembre 2008

GABRIEL VILLARREAL, MAESTRO DE LA MEJORANA

1. Viajando por Guararé. Durante muchos años he admirado la maestría musical de Gabriel Villarreal De León, Maestro de La Mejorana. El santeño es un hombre de campo, con las manos callosas de agricultor que igual tensan el alambre de púas o se posan tiernamente sobre los trastes de la “bocona”. Manos de labriego honrado. Y uno se pregunta cómo puede sacarle tantos arpegios musicales al instrumento. Razón tenemos los guarareños para valorarle en silencio, con el mutismo respetuoso que se siente por aquellos istmeños que sin quererlo cargan sobre sus hombres un retazo de patria. La tarde del domingo 8 de abril de abril de 2007 decidí que ya era tiempo de charlar y entrevistarlo. Con ese propósito en mente tomé el camino que desde El Jobo de Guararé conduce a La Pasera; en la ruta que antaño recorrieron nuestros antepasados para escalar la cumbre y conquistar las “faldas” del Canajagua. Le encontré en su residencia, una habitación construida sobre una colina rodeada de árboles. “Panamá la verde”, pensé, y acudió a mi mente Federico García Lorca con su “…verde que te quiero verde”. Allí hablamos sobre su vida y obra, mientras el entrevistado tomaba La Tigra y hechizaba el ambiente con sus sonidos melodiosos. Me enteré de anécdotas y secretos que adornan su biografía, porque ese día Don Gabriel develó mucho de su pasado, con el hablar pausado y la modulación de la voz que deja traslucir a un hombre culto. Nada extraño, porque forma parte de la gente educada de nuestros campos; aquellos que sin títulos universitarios son un verdadero derroche de valores y de sapiencia popular. 2. Gabriel y La Tigra El hijo de Jacinto Villarreal y Cristina De León nació el 26 de agosto de 1930 en La Pasera de Guararé. Según su decir, creció en un poblado en donde habían pocas casas, pero con familias respetuosas. En aquellos tiempos el camino que conduce a Guararé era un lodazal y constituía toda una proeza remontar la Quebrada de El Espino y la Laguna de Terrientes, porque los caballos forjaban escalones que hacían difícil el transitar de las bestias. En Guararé, a pocos kilómetros de su residencia, aún nadie se imaginaba que surgiría la joya arquitectónica que luego sería la Escuela Juana Vernaza. El santeño estudio hasta tercer grado y ya mayor obtuvo el certificado de primaria en la escuela para adultos que en su pueblo natal dirigía la consagrada educadora Evelia Vega de Cortés. Afirma que en su vida ha hecho de todo, hasta acudir a Guararé para vender quesos. En su infancia, a los siete años, escuchó por vez primera el armonioso sonido de la mejorana. Todo aconteció durante el Velorio de La Cruz, que ese año organizaba Saturnino Villarreal, su tío. A partir de allí se interesó por el instrumento, recibiendo las primeras lecciones de Pedro Vásquez y Esteban Rodríguez, ambos verdaderos maestros en el arte de construir la mejorana. A los quince años ya rasgaba la “guitarrita interiorona”, pero su primera presentación pública la realizó en el año 1949, justo en la celebración del I Festival Nacional de la Mejorana. En esa ocasión acudió acompañado por el mejoranero Esteban Rodríguez. Ante el público que se agolpaba en el portal de la casa de Teodolinda Zarzavilla, se inició formalmente. En ese estrado se presentaba la gente de Chitré y Aguadulce, cantando Luís del Monte. Allí, con la mejorana que le prestó Etelvino De Gracia, tocó para los presentes. Entre otros se encontraban Román Aizprúa, Clodomiro Ríos, Juan Sánchez y Efrén Carrizo. A partir del año siguiente (1950), Gabriel fue el mejoranero de las reinas del Festival Guarareño hasta el año 2006, completando una jornada de cincuenta y seis años dedicados al más famoso evento folclórico de Panamá. Desde aquellos primeros momentos ha tenido cuatro mejoranas. La primera se la compró a Adrián Polo y, la segunda, se la confeccionó Pedro Vásquez. De todas ellas La Tigra es la más famosa, así denominada porque las estrías de la madera asemejan la piel del felino. Este baluarte viviente del folclor nacional se siente honrado de haber formado parte del grupo que acompañó al Festival de La Mejorana durante los primeros años. Entre otros, recuerda a Jacinto “Chinto” Vergara, Ceferino López, Artemio “Chemo” Villarreal, Félix Pérez y Abraham Angulo. Todos ellos cultores y cantadores que alegraron por muchos años la vernacular fiesta guarareña del mes de septiembre, dando valor a nuestro folclor y rindiendo tributo a la Virgen de Las Mercedes. Ya al final de la entrevista Don Gabriel tomó la mejorana y al son del instrumento demostró por qué podemos llamarle Maestro de La Mejorana. En ese instante dejé que la grabadora recogiera ese solo de mejorana y que las notas se extraviaran entre el rumor de la brisa. 3. El aporte del mejoranero. Entrevistar a Don Gabriel es toda una experiencia, dado el cúmulo de conocimientos que posee. Uno se percata que tiene tres grandes amores: la familia, su profesión de agricultor y la mejorana. Los tres temas están presenten en la conversación, pero es evidente que le duelen interiormente muchas cosas de su cultura raizal, porque su experiencia de vida le permite atisbar el Panamá de ayer y compararlo con el presente. Y evidentemente añora al primero. Hay que comprenderle, porque quien habla es un hombre que ha pasado más de medio siglo con la mejorana al hombro. La experiencia le indica que los cantadores prefieren tres torrentes: mesano, gallina y zapatero. Lo dijo, tomó La Tigra y me demostró la diferencia entre ellos. Yo escuché esos sonidos de mejorana, inesperadamente acompañados con los trinos de la capisucia que cantaba oculta entre los árboles del patio. Comprendí sus sentimientos y me sentí partícipe de sus angustias. El mundo que añora emerge al recordar el Velorio de la Cruz y el Festival Nacional de la Mejorana. Describe con detalle el 2 de Mayo, el evento en el que participó desde los siete años, con muchas mejoranas y cantadores frente a la cruz que existía en un barranco al frente de la casa del difunto Arcelio “Chelo” Bravo. Y entonces comenta sobre el respeto que le debemos a los torrentes y el abuso de algunos ejecutantes de la guitarra española. Admira la destreza de sus amigos, pero se queja de que están dañando la música vernácula y clama por la necesidad de respetarla. Dice que cada torrente “tiene una extensión grandísima de adornos, pero no hay que insertarle pedazos de cumbia e incluso toques de tamborito”. Incluso se abusa de los nombres, al llamar “gallino” a lo que inicialmente se denominó “gallina”, afirma para sostener su argumento. El esposo de Edelmira Cedeño y padre de cuatro hijos (Nubia, Gabriel, Nelson y Edelmira), también se acongoja al hablar de los primeros Festivales de La Mejorana. En la conversación sale a relucir el problema de la comercialización de las fiestas y entonces asevera: “Antes era todo social y para la sociedad”. Y con esa frase resume lo que acontece no sólo al Festival, sino a todos los eventos populares en el Istmo. Se refiere a la tragedia de nuestra época: la destrucción de la cultura campesina y su reemplazo por otra centrada en el tintineo de las monedas. Sin deseos de irme me despedí de Don Gabriel, consciente de que hay todo un mundo en este cultor de la mejorana, en el hombre que desde la más temprana infancia se enamoró de la vernacular “guitarra” istmeña. Y mientras desandaba el camino recorrido, pensé cuánto debe Panamá a ciudadanos como él, al istmeño que desde los campos ha hecho más que tocar la mejorana. Con ella Don Gabriel encarna la voz musical del Panamá profundo; y tras sus sones se agazapa la soledad del hombre del campo, así como un soterrado anhelo de mejores días para nuestra patria. Cerro El Barco, Villa de Los Santos, a 10 de agosto de 2007

2 comentarios:

  1. Me alegra mucho saber que se reconozca la labor cultural que realizan personas tan destacadas como lo es el amigo Gabriel Villarreal, sin duda alguna el nombre de "Maestro de la Mejorana" le va como anillo al dedo. Como cantor de la décima panameña me gustaría un día me complaciese con su compañía en la mejorana.
    Saludos....
    Kadir De Gracia R.
    Sabana Grande, Los Santos

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  2. Tío Gabriel fue una persona ejemplar, muy recto, honrado, trabajador, una persona que trataba muy bien a sus sobrinos y a toda la familia. Muy respetuoso y querido por toda la familia y amistades. Donde quieras que estes Tío Gabriel un fuerte abrazo y beso. Mavita

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