Sobre los orígenes de Chitré poco se sabe. Encontrar sus antecedentes en el período colonial es poco probable, lo que podría plantearse como hipótesis de trabajo es que haya surgido producto del establecimiento en esa zona de familias de las coloniales poblaciones de la Villa de Los Santos y Parita. Sostener, por ejemplo, que el poblado está relacionado con la existencia de Cubita o Cubitá, antigua denominación del río La Villa y sitio que funcionó como reducto indígena a mediados del siglo XVI, resulta muy difícil de probar y no hay documentación que así lo confirme.
Lo mismo acontece con el origen de
vocablo Chitré, sobre el que se han avanzado las explicaciones más
inverosímiles, todas ellas en esa tendencia tan perjudicial de elucubrar sobre
temáticas que no se conocen ni se dominan. Sí, porque en nuestra zona predomina
la tendencia a encontrar supuestos abolengos o raíces que nunca existieron.
Al parecer no queremos admitir que,
en la península, como en la mayoría de los pueblos istmeños, nunca hubo un acto
fundacional al estilo de Panamá La Vieja o Natá de los Caballeros. En la zona
el único pueblo del que se tiene la certeza de la fundación es la Villa de Los
Santos, del que tampoco se conoce la existencia de una parafernalia fundacional,
solo que, debido al pleito con Natá, al establecer el asiento, quedó constancia
escrita de la fundación el 1 de noviembre de 1569.
Las leyendas han predominado sobre la
ciencia de Clío, y todo ello es comprensible, porque mientras la historia no
era una ciencia predominante, había que tener alguna explicación sobre el
pretérito. Hay que decir, igualmente, que a algunos no les agrada que venga a
derrumbarse lo que les enseñaron en los centros educativos y miran como una
osadía a quienes, apertrechados de mejores instrumentos de trabajo, plantean lo
contrario de lo conocido. Tal y como acontece con Las Tablas, de la que se ha
dicho que fue fundada el 20 de julio de 1671, cuando no existe nada que de fe
de ello y toda apunta que ello nunca se produjo.
Yo no creo que Chitré, y demás
poblados que atraviesan similares situaciones, deban sentirse disminuidos por
ello, por carecer de fecha fundacional, porque grandes ciudades del planeta
desconocen su acto fundacional, si es que acaso la hubo. En el caso nuestro lo
típico fue el establecimiento espontáneo, a la orilla de una ermita, por
ejemplo, en casas que lentamente se fueron sumando por la misma evolución de la
familia que moraba en el sitio y que luego los hijos se establecen contiguo a
sus padres. Tanto es así, que aún en los pueblos de la península sigue predominando
esa tendencia.
En este tema, como en otros, todo
tiene su lado bueno. A Chitré, por ejemplo, le ha favorecido no ser un poblado de
raigambre colonial, como Parita o la Villa de Los Santos, porque gracias a ello
se mostró más abierto a los nuevos aires de renovación, que le llegaron en la
segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas de la vigésima centuria. Porque
fueron los extranjeros los que renovaron la aldea que quedaba entre el río La
Villa y el río Parita; en la encrucijada entre el puerto del Piñolarito, el
este; Parita, al norte, Pesé al oeste y Villa de Los Santos al sur.
Desde entonces Chitré ha sido una
ciudad comercial. Sin embargo, el desafío contemporáneo radica en convertirse
en una ciudad fenicia, olvidando sus raíces y su cultura. Algo de ello se vive
hoy, cuando la venta de baratijas está a la orden del día, al confundir el
arribo de semáforos y centros comerciales con el progreso, olvidando la
chitreanidad, con sus hombres de antaño y su legado cultural.
En esta última línea de trabajo están
los centros educativos y organizaciones de la sociedad civil que deben comprender
lo que ha sido Chitré, sin romanticismos que obnubilen el pensamiento. y honrando
a un poblado que, aunque joven, ha dado muestras de valía y de progreso.
……mpr…
13/VI/2022
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