A
lo largo del tiempo he escrito sobre este fascinante tópico, y el empeño
heurístico no obedece a regionalismos miopes, mucho menos a visiones aldeanas o
alegrías de tunantes, sino al deseo de asumir el tema como un hecho histórico,
cultural y sociológico cuyo ímpetu ha impulsado el desarrollo regional y nacional,
además de ser el punto de partido para comprender la personalidad colectiva del
ser que el doctor Belisario Porras Barahona describiera como el orejano.
El
próximo 10 de noviembre se cumplirán 450 años de la existencia de ese
santeñismo. si partimos de la admisión, por parte de la Audiencia de Panamá, de
la fundación de la Villa de Los Santos, hecho acaecido el 1 de noviembre de
1569, pero reconocido formalmente el 10 de noviembre de 1572, acontecimiento
del que deja constancia la investigación del doctor Alfredo Castillero Calvo, que
publicó en el año 1971 (LA FUNDACIÓN DE LA VILLA DE LOS SANTOS Y LOS ORÍGENES
HISTÓRICOS DE AZUERO).
Si
bien 1569 es el año de fundación de La Villa, 1572 es el año en el que el emplazamiento
poblacional pasa de una acción de hecho a otra de derecho; lo que supone que a
partir de allí es cuando podemos hablar de los embriones del santeñismo y de la
génesis del gentilicio santeño. Evidentemente que lo santeño se fue decantando
en el tiempo y fue un suceso de larga evolución que eclosiona, quizás, hacia el
siglo XVIII y que tiene su expresión política el 10 de noviembre de 1821.
Desde
el siglo XIX, la zona que perteneció a la Alcaldía Mayor de Natá comenzó a ser
dividida. Tales los casos de la provincia de Azuero, el departamento de Los
Santos y luego el de Herrera, las que después, en el siglo XX, serán
reconocidas como provincias. Este hecho ha tenido profundas consecuencias en la
conciencia del santeñismo, ya que ha inducido a la población a creer que Los
Santos es una entidad cultural distinta a la de Herrera, desconociendo que el
hombre surgido del mestizaje colonial forma parte de la misma argamasa
cultural. Las consecuencias políticas han sido devastadoras, ya que el área ha
perdido fortaleza política y estimulado rivalidades, ahora sí, no pocas veces comarcales,
en el pleno sentido del vocablo.
En
la vigésima centuria lo santeño se mira como el área ubicada al sur del río La
Villa y santeño es quien habita la provincia de Los Santos. Sin embargo, la
conmemoración de los 450 años, desde una perspectiva histórica y sociológica,
no puede mirarse desde las actuales circunscripciones político-administrativas;
porque de lo que se trata es de concebir al grupo humano desde miradores más
amplios y no continuar atrapados en la visión burocrática de épocas recientes,
tirando en saco roto la existencia de la cultura e historia común.
He
sostenido en otro momento que el santeñismo es un estilo de vida, una forma de
ser ; una visión de mundo que se nutre de la ruralidad, de la orejanidad, el
minifundio y el catolicismo, la decantación de lo hispánico, indígena y el
influjo del negro colonial. Estamos ante la forma de ser de un hombre sabanero
que inicialmente mora entre Santa María de Escoria y punta Mala, el mismo que
luego se expande desde la región oriental hacia las sabanas occidentales del
actual Mariato veragüense.
Sobran
motivos para conmemorar la fecha, para reflexionar sobre lo que este grupo
humano ha realizado a lo largo de 450 años. Hay que repensar la zona para
mirarla con otros ojos y tener la capacidad de valorar las fortalezas,
oportunidades, debilidades y amenazas en un mundo globalizado y con desafíos
gigantescos.
Que la fecha no pase desapercibida es lo que se impone, porque el 10 de noviembre de 1572 es tan relevante como aquel otro de 1821. Ese día se institucionalizó la experiencia de vida de lo santeño, del santeñismo como forma de vida, producción económica, sentimiento, sociedad, cultura y orgullo patrio.
…….mpr…
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