1. La historia de la medicina está por escribirse en nuestra área peninsular. Existen algunos avances, como en el libro HISTORIA DE LA MEDICINA EN AZUERO, del doctor Julio Vicente Suárez Matiz, texto que recoge lo más significativo de lo acontecido en la zona. Pero aún queda mucho por añadir, en especial, sobre la medicina no científica, con el estudio de los yerberos y maestros de la magia, así como de los personajes que desempeñaron algún papel en la atención sanitaria, me refiero al caso, por ejemplo, de las “comadronas” o parteras de antaño.
Algo sobre la temática encontramos en
los aportes del maestro José Gabino Rivera, en
su libro EL CURANDERISMO DE ANTAÑO, en el que aparecen relatos sobre botánicos
empíricos, aquellos que mezclaban brujerías y otras creencias, algunas de las
cuales permanecen en nuestros días, no obstante, el avance la ciencia
contemporánea.
Como siempre, no hemos sido justos con el conjunto de personas que integraron e integran el sector sanitario. Encontramos sí, narraciones costumbristas en las que se hace alusión a médicos de la primera mitad del siglo XX; algunas leyendas lucen muy chuscas, con el típico saber popular de quien veía al galeno como un ser con dotes hasta sobrenaturales. Igual acontece con las enfermeras, porque desconocemos el aporte de mujeres como María Moreno, santeña graduada en las primeras promociones del Hospital Santo Tomás, cuando el nosocomio era regentado por los estadounidenses, luego de la inauguración por el siempre recordado doctor Belisario Porras Barahona, responsable del llamado Elefante Blanco.
2. Una comunidad como la guarareña no pudo escapar a ese
mundo mágico, religioso y médico que heredamos de la época colonial. Lo cierto
es que la medicina moderna comienza en Guararé al inicio del siglo XX, época
cuando encontramos a personajes como Darío Angulo y José del C. Saavedra, desempeñándose
en un mundo dominado por creencias supersticiosas. El primero es el padre de
José Nieves Angulo Pérez, el segundo, llegó a poseer una farmacia en la
residencia que aún se mantiene justo al frente de la plaza La Libertad, que hoy
conocemos como Parque Bibiana Pérez. Época de uncinariasis y otras calamidades
como el “mal de siete días”, que no era otra cosa que el tétano, bacilo que
atacaba a la población de niños recién nacidos, luego de la atención del parto
en condiciones a veces no tan higiénicas.
Por estas tierras también estuvo el
médico cartagenero Joaquín Pablo Franco González, progenitor de Joaquín Pablo
Franco Sayas, cuyo nombre lleva el hospital tableño. Más tarde, a mediados del
siglo XX, aparece el médico Carlos J. Ugalde C. quien comienza a laborar en la
Unidad Sanitaria que en los años cuarenta del siglo XX construye en Guararé la
administración del doctor Arnulfo Arias Madrid. Lamentablemente, el profesional
fallece en accidente de avioneta mientras regresaba de Tonosí, población a
donde había acudido a prestar sus servicios médicos. Por este motivo la Unidad
Sanitaria – que ahora se llama Centro de Salud- lleva su nombre y porque,
además, tenía consultorio privado en el poblado, lugar en donde contrajo
matrimonio con la maestra Otilia Espino.
Y, dicho sea de paso, este asunto de los matrimonios de guarareñas con extranjeros todavía no le hemos dedicado la atención que merece. Así, por ejemplo, un personaje que arriba a la tierra de Zárate para atender la uncinariasis casa con una dama guarareña, Aura María Díaz Osorio, bellavisteña que se une al español Clodovaldo Valle, el mismo que luego instala una imprenta en Las Tablas, a la que denominó Imprenta Barcelona. Un caso similar es la unión entre María del Carmen Dominga Castillero (1882-1976), nativa de El Espinal y el español de tierras vasca Pedro Sarasqueta Ugarte (1880-1945), quien fuera responsable de la construcción de la Escuela Mixta de Guararé, que luego pasó a llamarse Juana Vernaza y a quien también debemos la edificación del Hospital Gerardino de León, lamentablemente demolido con el irresponsable mazo de la ignorancia.
3. Guararé siempre ha estado en el camino que le vincula con la
Villa de Los Santos y Las Tablas. Y ese nexo es más que geográfico, expresa
otras relaciones que incluyen genealogías de familias. Allí está el caso, por
ejemplo, del apellido Angulo, muy conocido en Guararé, pero que procede de la
Villa de Los Santos. Sabemos que la esposa del coronel don Segundo de
Villarreal -figura prestante del Grito Santeño de 1821- casó en segundas
nupcias con Juana Bautista Angulo Correa, quien ya tenía dos hijos: José de las
Nieves y Lucas Angulo. El primero sacerdote, el segundo político, llagando a
ser senador de Colombia. El cura José de Las Nieves fue asesinado en la Villa
de Los Santos al ser confundido con su hermano, el político Lucas, quien luego
tuvo que trasladarse a vivir a Puntarenas, en Costa Rica. Así es, porque uno
tiene que preguntarse si será casualidad que el guarareño José Nieves Angulo
Pérez, lleve el mismo nombre del sacerdote asesinado en la Villa de Los Santos.
En los añejos registros del dieciochesco
templo a San Atanasio debe estar el acta de bautismo de un niño nacido a
mediados del siglo XX. El cura debió dejar constancia que su nombre es Hamed Antonio
Vaca Sáez, nacido el 1 de enero de 1952.
La revisión del libro de bautismo del
templo a San Atanasio comprueba que el apellido Vaca parece datar de la última
década del siglo XIX. Allí aparece registrado el matrimonio de Nemesio Vaca y
Lidia María Moreno. Suceso acaecido el 2 de julio de 1923. Él, hijo de Benito
Vaca y Josefa Algandona. Ella, hija natural de Josefa Antonia Espino. Qué duda
cabe que tales personajes están ligados a los antepasados del personaje que nos
ocupa, ya que el apellido en referencia no es común en la Península de Azuero,
lo que facilita el rastreo de los antepasados.
Nemecio era el abuelo del personaje en
comento. En la capital histórica de Azuero, La Villa, se le recuerda por poseer
una herrería, justo detrás donde está el local actual del Cuerpo de Bomberos.
El doctor Hamed Antonio Vaca Sáez es el
fruto de esa progenie, teniendo como padres a Rosa Elida Sáez y Jorge Basilio
Vaca, nieto de un personaje de la música vernácula de tanto renombre como José
Antonio “Toñito” Sáez Garrido (1904-1956), el hombre de “La flor de Lilolá. Sabemos
de buena fuente que el doctor Vaca Sáez debe mucho de su formación infantil al
influjo de su bisabuela, doña Encarnación Garrido.
Hay mucho en la historia que explica la
fortaleza personal y los deseos de asumir desafíos. La trayectoria de vida del biografiado
así lo confirma, porque el niño nacido en La Villa con el tiempo demostró
preferencia por la profesión de Hipócrates y Galeno. La Universidad de Panamá fue
la casa de estudios superiores que elige para recibirse de médico. Y con esa
formación a cuestas se lanza al medio social para ejercer la profesión desde
los años ochenta de la pasada centuria.
La población de Guararé tuvo el privilegio de verlo llegar lleno de ilusiones y con el deseo de poner en práctica los conocimientos adquiridos. Arriba en plena temporada lluviosa, cuando el calendario marca el 9 o 10 de mayo de 1981, un año después que Guararé ha conmemorado el primer centenario de la fundación del distrito.
4. Con algo más de cuatro décadas de laborar en la Caja de Seguro Social
y el Ministerio de Salud, gran parte de los cuales los ha realizado en el
Centro de Salud Dr. Carlos Ugalde, hay una estela de logros que es preciso
destacar. Por eso entrevisté a varias personas para escuchar la percepción de la
población, que es la que vale. Así he podido establecer el perfil de la
trayectoria médica de don Hamed Vaca, utilizando al mejor de los jueces: la voz
del pueblo.
Me encuentro con un perfil que habla de
abnegación, con la existencia de un médico que honra el juramento hipocrático y
que se queda al lado de su población durante toda su vida productiva. No hay en
él un espíritu mercantil, no ha hecho de la medicina una cornucopia para
atrapar monedas. Incluso abre un consultorio privado a precios módicos.
Hay relatos de personas atendidas en la
misma residencia del enfermo, en especial aquellos pacientes que demandan
atención geriátrica. Encuentro, según las fuentes, que tiene un trato de gente
amable y conversadora, aparte de ejercitarse como deportista y ser sumamente
meticuloso a la hora de recetar medicamentos. Es detallista y dedica tiempo a
los pacientes, aquellos que demandan su atención médica. Afirman que es un facultativo
que siempre se actualiza, que no se ha quedado estancado en la academia del
ayer y en el ronroneo de la práctica profesional.
Se involucra tanto con la población, que
decide establecer su hogar en Guararé, en donde casa con Maritza Isela Díaz
para procrear a sus tres hijas: Guadalupe, Yusmaira y Marisela. Tiene, además,
cuatro nietos. Y largo y prolijo sería hablar de él, pero bástenos con
comprender el mensaje de una vida como la suya.
El doctor Vaca Sáez ha sabido comprender
que él es relevo generacional de una época, la de aquellos que nacieron a
mediados del siglo XX y que, en su caso, les tocó vivir la transición de la
sociedad tradicional a una más moderna. En su caso eso suponía empujar la
medicina a otro estadio de desarrollo, porque hacerlo desde el interior de la república,
con todo tipo de limitaciones y distante de la ciudad capital, también
implicaba un sacrificio económico y social. Y la verdad sea dicha, aunque solo
fuera por esta decisión, ya debiera merecer nuestro reconocimiento. Ya la dijo
el doctor Renán Esquivel, salud igual para todos, porque la democracia no sólo
ha de ser económica y política, sino de calidad de vida.
Desde los años ochenta del siglo pasado el
doctor Vaca ha estado con los guarareños y ese gesto también lleva implícito el
reconocimiento comunitario por tanto esfuerzo y amor a la humanidad. Porque de
eso se trata, no solo de que alguien se retire de su vida laboral, sino de que
esa misma vida se constituya en paradigma para quienes han de venir. No basta
con vivir, alguna huella hemos de dejar por el sendero.
Y mire Usted como son las cosas, porque estamos casi en la misma época cuando el doctor Vaca Sáez arribó a Guararé, ahora que las cancanelas o cascá se disponen a reproducir la especie y un coro de corrococos emite su sonido grave y prolongado. Ellos cantan juntos y en grupo se vuelven poderosos. Quiero pensar que esos insectos con su canto monocorde, a su manera agradecen al doctor Vaca su estadía en tierra guarareña, como nosotros, que hoy congregados le hacemos llegar nuestro agradecimiento y los mejores deseos de larga vida.
Milcíades
Pinzón Rodríguez
En la Casa de Mercedes y Alejandro, Bella
Vista de Guararé, a 21 de abril de 2023. Leído en el homenaje tributado al
doctor Hamed Vaca Sáez por el personal del Centro de Salud de Guararé Doctor
Carlos J. Ugalde C. acto realizado el 28 de abril de 2023.
Admirable profesional el Dr Vaca, un don único para la atención de los infantes, tuve la gran dicha que fuera mi dr de cabecera toda mi niñez y adolescencia; hoy día despito mi confianza en Él con la mayor tranquilidad para la atención de mis hijos. Gracias por por todo su trabajo Dr Amed Vaca
ResponderEliminarQue orgullo de mi padre y que bello homenaje se le hace a un gran profesional como lo es él! Que el Señor continúe bendiciendolo e iluminando su camino. Muchísimas gracias!
ResponderEliminarQue orgullo de mi padre y que bello homenaje se le hace a un gran profesional como lo es él! Que el Señor continúe bendiciendolo e iluminando su camino. Muchísimas gracias!
ResponderEliminarSaben el número de la clínica
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