Aquella mañana del mes de junio de 1935, en
Macaracas se vivía otro día. Sin embargo, como ya había acontecido por siglos,
la gente acudía al poblado para realizar los bautismos y para hacerse cristiano
y con ello dejar de estar “moro”, como se decía para aquellas calendas.
Así lo
comprendía la pareja formada por Eugenia Díaz y Felipe Peralta, quienes traían
su hija a recibir las aguas bautismales. Transcurría el 9 de junio del año
indicado cuando, luego del evento religioso, el cura escribió en el Libro de
Bautismo:
“En la
Parroquia de San Juan Bautista de Macaracas a nueve de junio de mil novecientos
treinta y cinco yo el Cura bauticé solemnemente a una niña que nació en Espino
Amarillo de Macaracas el día veinte de mayo último a quien puse por nombre
Eudoxia hija natural de Felipe Peralta y Eugenia. Abuelos paternos Juan
Bautista y Antonina Corrales. Abuelos maternos Juan Sáez y Marcelina Díaz.
Padrinos Adrián Espino y Cleotilde Cortés a quienes advertí sus obligaciones y
espiritual parentesco.
Conste
Jerónimo
Martínez Antón
Presbítero”
Nada podía
presagiar el destino de aquella párvula, de la niña blanca y menuda. Lo que
sabemos con certeza es que ella siguió viviendo con sus padres en Espino
Amarillo de Macaracas. Pasaron los años y ya adulta contrajo nupcias con
Antonio Velázquez Castro, oriundo de Santana, en El Macano de Guararé,
estableciendo la residencia en El Calabacito de la misma jurisdicción. La unión
fue prolífica porque procrearon a siete vástagos: Aníbal Velásquez Peralta,
Abel, Arquímedes, Antonio, Analio, Nimia y Nidia Velásquez Peralta.
Sin embargo, la
pareja tenía otros horizontes y comprendía que el futuro estaba más allá de las
faldas del Canajagua, en otra área más urbana con mejores escuelas, centros
comerciales y atención médica. Y entonces actúan como una pareja visionaria y
deciden irse a vivir a la costa guarareña y adquieren un pequeño terreno por el
que pagaron B/200.00 balboas.
La mudanza se
realizó en el carro del señor Enrique Zarzavilla. Eran las 3:00 p.m. del 19 de
febrero de 1965 y arriban a Bella Vista de Guararé a eso de las 6:00 p.m. Se
abrían nuevos horizontes para la pareja, con fe inquebrantable de la señora
Eudocia y el apoyo incondicional de su esposo Antonio. Hacen de todo, ella lava
sacos de ropa y él se empeña en labores agrícolas. Pero al poco tiempo doña
Eudocia da un paso trascendental, asume la tarea de aprender a escribir y leer,
lo que logra en el Programa Nocturno de Alfabetización de Adultos. De allí en
adelante no faltará uno que otro problema, pero sabrán enfrentarlo con una
familia que cada día crece y se desarrolla bajo el benéfico influjo de Eudocia
y Antonio.
El 20 de mayo
de 2023 la señora Eudocia Peralta Díaz de Velásquez no solo cumple 88 años, ella
puede mirar hacia atrás y comprender que la decisión tomada en el año 1965 fue
acertada y visionaria. Ha de sentirse orgullosa rodeada de hijos y nietos,
sabiendo que ha cumplido con la región y el país.
Les tocó vivir
en una época en donde todo estaba por hacer y ella ha hecho florecer una familia
que ocupa un espacio de respeto social y de integridad ciudadana, distinción
que no se la debe a nadie, sino a la fe en sus destinos. A la perseverancia, porque
ella es otro ejemplo de que poco importa donde se nace, si se cuenta con la
inteligencia que abre caminos de esperanza.
Rodeada de los
suyos, celebra su cumpleaños en su casa habitación ubicada en la Calle Carlos
García. En esa vía por la que transito con frecuencia y miro el sitio en donde
reside una santeña estoica que honra a los Velásquez Peralta.
Milcíades
Pinzón Rodríguez
En
las faltas de cerro El Barco, Villa de Los Santos, a 19 de mayo de 2023.
Muchas gracias de parte de toda la Familia Velásquez-Peralta y su linaje posterior por haber distinguido a nuestra abuela con tan excelsas y emotivas palabras...
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