¿Qué es un libro?, podríamos preguntarnos en ocasión tan especial. Y para salir del apuro, echemos mano del Diccionario de
Entiendo la problemática de los académicos al pretender precisar el concepto, porque acontece que toda aproximación semántica deja de lado la carga emocional que evoca el vocablo. Porque hay hojas, letras e imágenes impresas que trascienden a su autor y se incrustan en el cacumen del otro; para que al final el conocimiento sea un saber que se comparte y termine por fundir a ambos en un abrazo intelectual. Es más, al leer, se escucha al otro hablándole a uno, con la voz del propio lector. Hermoso, ¿no?.
Del libro nació la biblioteca y de la necesidad de promocionarlo, la librería. Por eso, tanto ayer como hoy, la calidad de una sociedad no se mide sólo en la gente que la constituye, sino en el legado que nos regala. El libro es la vitrina de la cultura, el receptáculo que la continúa y la prolonga en el tiempo. Destruir un libro es un acto de barbarie, como promocionarlo y respetarlo, un regalo que se hace desde la inteligencia. Con pesar, debo admitirlo, no faltan Torquemadas contemporáneos, inquisidores y piromaniáticos de la cultura.
REGIÓN Y LIBRO. El libro de nuestros indígenas fue la piedra y, a falta de hoja, la superficie fría y seca del barro. Después fueron las letras castellanas sobre la sabana, aunque por mucho tiempo pudieron más los rumiantes que los maestros. Los sacerdotes, letrados de
Las librerías siempre fueron escasas. Recuerdo a una de ellas en Las Tablas (
Lo que nunca imaginé fue encontrármela en una calle de Chitré y que me espetara a boca de jarro: “Estoy inaugurando una librería y me gustaría que Usted dijera unas palabras.” Heme aquí, pues, cumpliendo con la amiga y deseoso de que su proyecto tenga el respaldo que se merece. Abro la tarjeta de invitación y leo: “FAITH BOOKSTORE”. Traducido al inglés orejano sería algo así como: Librería de Fe o Librería de Confianza.
Pienso que a Rita hay que respaldarla, no sólo por ella, sino por la región. Fe y confianza, porque su librería es un embrión de la inteligencia que habla alto y claro de su visión de mundo. La herrerana se ha quedado aquí, a pelear con los molinos de viento, porque tiene fe en nuestro nicho geográfico y entiende que no basta con las improductivas lamentaciones. Al frente de su local está el Hospital Cecilio Castillero, para curarse de los males somáticos. En cambio, con su librería la orejana apuesta por el cultivo del intelecto, como antídoto a los males del alma.
Ya sé que en el país estamos hartos de escuchar que el panameño no lee. Y esa muletilla hace mucho daño, porque se queda con la “enfermedad” y no hace nada para curarla. Ya es hora que confiemos en nuestra inteligencia, que robustezcamos nuestra autoestima y veamos el futuro con nuevos ojos.
La región y su gente se merecen esta nueva librería. Ahora tenemos otro sito de encuentro, un lugar que pregona que somos más que acordeón y carnavales. Comprendamos que nuestra amiga ya hizo lo suyo, a nosotros corresponde regar esta matita del jardín de Cubitá.
Suerte Rita, y larga vida a este proyecto de la inteligencia.
Cerro El Barco, Villa de Los Santos, 2 de agosto de 2008.
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