Entre las cosas
que disfruto al recorrer mi península amada, está la de visitar los coloniales templos
católicos, en especial los más añejos, que son los de la Villa de Los Santos y
Parita. Hay en ellos todo un mundo por descubrir, con su arte religioso y los
tallados en madera del siglo XVIII.
Tengo que mirar esas
torres que apuntan al cielo, como indicando – cual índice teológico- allá está
el Altísimo. Sí, los santuarios están
plantados sobre la sabana antropógena que forjaron indígenas y conquistadores.
Bajo su bóveda camino en las oquedades de los espacios, con gruesas paredes y
vanos desde los que se mira el mundo pagano, opuesto al otro, tan sacro que se
otea desde el presbiterio y que corona el altar mayor.
Allí, en ese
espacio arquitectónico, en el silencio y la soledad del alma, pasan tantas
cosas por la mente, memorias que retrotraen a los retazos de historia que
conozco de la tierra de Belisario, Ofelia, Manuel, Bibiana, Pedro y tantos
otros. Y la verdad, me maravillo de haber nacido aquí, con la fortuna de poder
ver y disfrutar esta cultura de la orejanidad.
Y debo,
inevitablemente, mirar las paredes para ver empotradas en ellas las lápidas que
hablan de viejas prosapias y genealogías de centurias precedentes, con los
mismos relatos que recogen y reproducen los archivos parroquiales que he tenido
el privilegio de tener en mis manos.
“Aquí yacen los
restos…” comienza la esquela de quienes han visto partir a sus familiares,
mientras el badajo golpea la campana y el sonido se extiende más allá de los
cerros y transmite el llamado a los parroquianos para que acudan a la oración.
Y, la verdad, me quedo maravillado de que puedan existir tantas cosas en un
espacio tan reducido, en esta arquitectura y microcosmo de lo finito y eterno.
El templo es un
ícono de la cultura peninsular; blancos, cual imagen impoluta de los orígenes
hispánicos de donde procede, como si emulara las albas y religiosas casitas
andaluzas. Le miro y me reconozco como expresión viviente de la cultura
occidental, con mi peculiaridad de ser mestizo, de ente de raíces montaraces que
lleva quinientos años transitando por estos parajes tan llenos de historia.
…….mpr…
13/II/2024
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